Los conservadores británicos enarbolan el fin del 'poll-tax' como bandera electoral

Los conservadores ya han comenzado a flamear con motivos electorales la eliminación del poll-tax, en la confianza de recuperar el apoyo que les había alienado este impuesto, mientras la oposición laborista sigue haciendo hincapié en que la falta de detalles revela la incapacidad del Ejecutivo para conseguir un nuevo tributo aceptable.

Michael Heseltine, el ministro de Medio Ambiente encargado de acabar con el poll-tax, siempre se opuso a él y advirtió ya hace una década que esa carga sería conocida como tory-tax (tory es sinónimo de conservador) y que llevaría la ruina política al Gobierno que osara implantarla. Los tories tratan ahora de sacar partido por pasiva a aquella profética advertencia y se presentan como campeones del electorado, a cuya sonora disidencia dicen haber dado feliz respuesta.

Chris Patten, presidente del Partido Conservador, dijo ayer que la eliminación del poll-tax será vista como un hito capital en el camino hacia la victoria en las futuras elecciones generales.

El poll-tax está ya de salida, aunque aún se hará notar durante dos años más. La oposición piensa hacer cuanto esté en su mano para irritar al Gobierno, y de ahí la moción de censura presentada por Neil Kinnock, el líder laborista.