Violación y justicia

Con relación a la noticia que publica EL PAÍS sobre el fallo absolutorio en un caso de violación porque la víctima "se resistió un poco" quisiéramos que nos diera la oportunidad de manifestar nuestra indignación y de hacer algunos comentarios:1. De acuerdo con los hechos que los tribunales han estimado como probados, D. S. J. (mujer) sufrió una avería en su coche en una carretera. Luis Murillo paró su automóvil y "se ofreció para acompañarla hasta una parada de taxis". Ya en camino se desvió a una zona despoblada y allí intimidó a D. S. J. y la obligó a "hacer una felación y posteriormente la penetró".

2. Los magistrados han estimado "en conciencia", como ordena la ley, que la intimidación ejercida no fue lo suficiente paraparalizar la voluntad de la mujer".

A sensu contrario se debe concluir que, a juicio del tribunal, la mujer tuvo voluntad de hacer una felación al señor Murillo (penetración del pene en la boca de la víctima) y posteriormente quiso que además la penetrara, por supuesto, sin ningún método preventivo de riesgo de embarazo o enfermedad.

El tribunal, al parecer, creyó en conciencia que la mujer, de noche y en un despoblado, podía perfectamente dar de bofetadas al señor Murillo, vencerlo, quitarle las llaves del coche y huir de tan grave agresión.

Desde luego, los miembros del tribunal no participan de esa opinión generalizada de que los hombres valen más que las mujeres porque son más fuertes físicamente.

Sería bueno que lo declararan en sus sentenclas para que, de una vez por todas, se terminara con ese mito.

3. A nuestro juicio, el error de la víctima fue no denunciar al señor Murillo en las mismas cir cunstancias por robo del dinero, joyas, etcétera; lo mismo da, no le habrían exigido pruebas de su posesión anterior.

Después, como en todos los casos de robo, habrían hecho un "reconocimiento en rueda de presos" y ella lo hubiera reconocido "sin ningún género de dudas" -como siempre Cigura en las actas respectivas-. y le hubieran condenado,sin más, por robo con intimidación en las personas.

4. Es evidente que los jueces y tribunales están convencidos de que los propietarios no quieren ser despojados de sus bienes, pero no lo están, de ninguna manera, de que la mujer no desee, le repugne, se martirice, se traumatice, porque uno o varios hombres, sanos o enfermos, sucios o limpios, le pidan que les succione el míembro viril y las penetren y las dejen, a lo rriejor, embarazadas o enfermas de sida; lo mismo da.

Se presume su aquiescencia y debe deinostrar su negativa niediante resistencia seria, feroz, activa, permanente, etcétera.

5. Se nos puede decir que hay

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