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Las mujeres europeas denuncian menos del 1% de las agresiones sexuales que padecen

Las mujeres europeas denuncian menos del 1% de las agresiones físicas y sexuales que padecen. La violencia contra la mujer es una asignatura pendiente y se necesita reforzar la protección física y judicial a las víctimas, según las conclusiones de la primera conferencia ministerial europea celebrada en Bruselas. España, pese a las mejoras legislativas introducidas en los últimos años, es un país "en el que el cambio de mentalidad de los jueces es apenas perceptible", lo cual provoca que la forma de vestir o la condición de casada sirvan como atenuantes en favor del agresor.

La primera conferencia ministerial sobre violencia física y sexual contra la mujer, celebrada ayer y hoy en Bruselas, reunió a representantes de 15 países: 11 de la CE (todos menos Portugal), más Austria, Suiza, Noruega y Finlandia. Los 15 países participantes suscribirán hoy una declaración final que condena esta discriminación contra el sexo femenino fruto de una mentalidad del pasado y que recoge el compromiso de llevar a cabo iniciativas políticas, legislativas, policiales y sociales para poner remedio a un mal del que sólo se ve la punta del iceberg. En representación de España, en lugar de la ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, acudieron la directora del Instituto de la Mujer, Carmen Martínez Ten, y la vocal de relaciones internacionales, Cristina Blanco.

Violencia en el hogar

Los informes presentados en la conferencia ponen de manifiesto que la mayor parte de las agresiones físicas o sexuales que padece la mujer quedan en el anonimato. El qué dirán, el desconocimiento de los derechos y la propia presión del círculo familiar son factores disuasorios a la hora de presentar una denuncia. El lugar de trabajo y la calle son escenarios en los que la mujer puede convertirse en víctima, pero el lugar más frecuente es el hogar. La evolución hacia la igualdad entre hombre y mujeres ha puesto de manifiesto "aspectos latentes y disimulados de la cohabitación familiar, puesto que el hogar no constituye necesariamente un refugio, sino que a veces puede convertirse en un medio hostil caracterizado por la agresión y la violencia", dicen los expertos.Desde el punto de vista de la cobertura material, España figura en un lugar intermedio dentro del continente europeo. Cuenta con centros de recogida y oficinas de consulta, si bien en número insuficiente, pero carece de servicios de teleasistencia y de apoyo judicial. Los países más avanzados en este terreno son Noruega y Francia.

Pero el eslabón débil de la cadena, según el informe de la conferencia, lo constituyen los jueces, que, en términos generales, continúan anclados en el pasado a pesar de las modificacones de la ley. "La manera de vestir de una mujer o su condición de casada son invocados como atenuantes en favor del culpable y en los casos de agresiones físicas es la pena más ligera la que se suele aplicar", afirma el estudio. Además, sin testimonio de la víctima es casi imposible encontrar un culpable y el procedimiento de divorcio "es tan lento que los derechos de la mujer se encuentran amenazados".

Asimismo, los efectos psíquicos de las agresiones físicas y sexuales están insuficientemente atendidos en Europa. El problema es especialmente grave si se tiene en cuenta que el 50% de las agresiones provienen de familiares y que sólo el 20% del total es ejercida por personas desconocidas para la víctima.

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