Federico Sánchez se despide
Algún tiempo después de la publicación de su Autobiografía de Federico Sánchez, Jorge Semprún anunció, medio en broma, medio en serio, una segunda parte de la obra, que daría cuenta de otras historias. Pero Semprún no podía imaginarse en 1977 que su vida política, supuestamente clausurada en provecho de la novela, el ensayo y el cine, daría aún las vueltas suficientes como para llevarle a ser ministro de Cultura entre 1988 y 1991. De ahí que esa nueva entrega biográfica -provisionalmente titulada Federico Sánchez se despide de ustedes- tendría ahora que ampliarse para incluir sus experiencias como miembro de un Gobierno socialista. Una asociación de ideas provocadora invitaría a recordar que Miguel Maura -tío carnal de Semprún- narró en Así cayó Alfonso XIII la toma del poder por el Gobierno provisional de la II República; no es probable, sin embargo, que nuestro ex ministro de Cultura decida bautizar un capítulo de su futuro libro con la broma maligna de Así cayó Alfonso Guerra.En una presentación para el programa de Concha García Campoy subrayé que el Semprún escritor es protagonista de sus propias fábulas, autor y personaje literario de un largo viaje a través del exilio republicano, los campos de concentración, la clandestinidad bajo el franquismo y la quiebra del comunismo. Se comprende que las flechas críticas disparadas contra el ex ministro de Cultura por la alegre muchachada procedente de las oficinas de censura, los departamentos de propaganda del Movimiento, las nóminas de confidentes policiales y el sindicalismo vertical no hayan dado nunca en el blanco. Porque Semprún se ha seguido percibiendo, frente a las injurias de los franquistas reciclados, como un superviviente con memoria de Buchenwald y como un antiguo dirigente de la oposición a una dictadura con la que coexistieron tan pacífica como lucrativamente tantos farsantes que juran ahora en nombre de la libertad.
Aunque la excursión de Semprún por los despachos del poder haya sido breve, ha servido para mostrar que un ministro puede a la vez hablar de política y llamar a las cosas por su nombre.
Babelia
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