_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Federico Sánchez se despide

Algún tiempo después de la publicación de su Autobiografía de Federico Sánchez, Jorge Semprún anunció, medio en broma, medio en serio, una segunda parte de la obra, que daría cuenta de otras historias. Pero Semprún no podía imaginarse en 1977 que su vida política, supuestamente clausurada en provecho de la novela, el ensayo y el cine, daría aún las vueltas suficientes como para llevarle a ser ministro de Cultura entre 1988 y 1991. De ahí que esa nueva entrega biográfica -provisionalmente titulada Federico Sánchez se despide de ustedes- tendría ahora que ampliarse para incluir sus experiencias como miembro de un Gobierno socialista. Una asociación de ideas provocadora invitaría a recordar que Miguel Maura -tío carnal de Semprún- narró en Así cayó Alfonso XIII la toma del poder por el Gobierno provisional de la II República; no es probable, sin embargo, que nuestro ex ministro de Cultura decida bautizar un capítulo de su futuro libro con la broma maligna de Así cayó Alfonso Guerra.En una presentación para el programa de Concha García Campoy subrayé que el Semprún escritor es protagonista de sus propias fábulas, autor y personaje literario de un largo viaje a través del exilio republicano, los campos de concentración, la clandestinidad bajo el franquismo y la quiebra del comunismo. Se comprende que las flechas críticas disparadas contra el ex ministro de Cultura por la alegre muchachada procedente de las oficinas de censura, los departamentos de propaganda del Movimiento, las nóminas de confidentes policiales y el sindicalismo vertical no hayan dado nunca en el blanco. Porque Semprún se ha seguido percibiendo, frente a las injurias de los franquistas reciclados, como un superviviente con memoria de Buchenwald y como un antiguo dirigente de la oposición a una dictadura con la que coexistieron tan pacífica como lucrativamente tantos farsantes que juran ahora en nombre de la libertad.

Aunque la excursión de Semprún por los despachos del poder haya sido breve, ha servido para mostrar que un ministro puede a la vez hablar de política y llamar a las cosas por su nombre.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_