Duda médica sobre el origen de la lesión en el bazo del presunto torturado de Parla

Los seis médicos que actuaron ayer como peritos en el juicio por presuntas torturas en la comisaría de Parla manifestaron sus dudas sobre el origen de la lesión padecida en el bazo por Manuel Rafael Gómez, tras su paso sucesivo por comisaría el 26 y el 27 de abril de 1985. A la pregunta del presidente de la Sección Primera de la Audiencia de Madrid, José Manuel Maza, sobre los efectos de dos hipotéticas palizas sucesivas en dos días, reconocieron que lo lógico sería un empeoramiento que impidiera hacer vida normal, si bien uno de ellos recordó que la medicina "no es una ciencia exacta".Con la pregunta de Maza concluyó la prueba pericial conjunta realizada con el forense y otros cinco médicos sobre la dolencia conocida como Kala-Azar [Inflamación del bazo] padecida por la víctima y que, según la tesis acusadora, se agudizó a consecuencia de las torturas. Lo que se trató de dilucidar fue si era verosímil que una persona con tal dolencia pudiera resistir el desde el día 27 hasta el 30 de abril, fecha en la que se le practicó una cirugía conservadora del bazo.

La explicación de que el desgarro fuera producido por una hemorragia interna progresiva a partir de un traumatismo fue considerada como posible, aunque varios médicos expresaron sus dudas sobre la resistencia del enfermo durante esos días. En un momento dado, el forense Luis Giráldez Díaz manifestó: "No me inclino hacia ningún sitio. El bazo se pudo romper por uno o más golpes o espontáneamente".

El tribunal citará de nuevo al director general de la Policía, José María Rodríguez Colorado, por estimar que no es motivo suficiente para no comparecer las "razones de trabajo" alegadas.