Bronca entre el ministro del Interior y el PP al debatir inseguridad ciudadana
El ministro del Interior, José Luis Corcuera, y los diputados del Grupo Popular sostuvieron ayer en el Congreso una agria polémica verbal al debatirse una interpelación del PP sobre inseguridad ciudadana. Por encima de cómo conjugar seguridad y libertades ciudadanas, se acabó discutiendo el albedrío para sentarse en un escaño u otro del parlamentario popular Luis Ramallo, a quien Corcuera acusó de esconderse para interrumpir su discurso con comentarios jocosos.
Francisco Álvarez Cascos, secretario general del PP, abrió el debate con una cascada de datos de las memorias de la Fiscalía General del Estado entre 1982 y 1989. Del aumento de procedimientos dedujo el portavoz popular un incremento del 102%, en la inseguridad ciudadana durante el mandato socialista. "Vivimos un grave deterioro de la seguridad ciudadana", aseguró.Corcuera replicó que Alvárez Cascos había elegido mal el día para difundir este sombrío panorama, toda vez que se tele visaba un partido del Real Madrid, según las palabras del ministro, y que tampoco había es cogido el mejor año, ya que, dijo el crecimiento de la delincuencia se había estancado, por primera vez, en 1989 y había descendido en 1990. Mayor desagrado produjo en los escaños populares el siluiente consejo de Corcuera a Alvarez Cascos: "Ponga orden en su grupo por que tengo muchos problemas con ustedes. Miembros del Grupo Popular defienden actuaciones más allá de la legalidad, manifestaciones ilegales y cortes de tráfico".
Esta afirmación produjo los primeros pateos en el suelo y gritos de "venga, ya; fuera" de diputados del PP. El ministro empezó una frase -"Esta gente tan educada... "- que fue replicada con indignación por un parlamentario popular que vio en ella un insulto: "¡Ha llamado gente a los diputados!".
Poco después Corcuera aseguró que es erróneo interpretar que procedimiento judicial equivale a delito. "Si detenemos a cien personas, y se abren cien procedimientos, parecería que ha habido un incremento de la delincuencia; y si se decomisa más droga parecería que entra más en España. Lo mejor para bajar índices sería detener menos o no decomisar droga".
Mientras el ministro continuaba su discurso, se sucedían las chanzas de diputados populares, a los que Corcuera achacó "falta de respeto democrático". "Es increible el ruido que hacen; por qué no se callan ustedes, indícó el ministro. "Callen, callen, que si, digo más les ofendo. La de cosas que he podido pensar decirles en este breve tiempo", remachó el titular de Interior.
En prueba del descenso de la delincuencia, Corcuera afirmó: "Eso se nota al pasear, como yo hago, a las tres de la madrugada por Madrid". Retó a comparar las detenciones y éxitos de las policías municipales de ciudades regidas por el PP y los resultados de las Fuerzas de Seguridad del Estado.. y calificó a Alvarez-Cascos de "riguroso en la inexactitud".
Este anunció una respuesta plagada de datos frente a "la sinrazón del exabrupto", al tiempo que indicaba que si Corcuera conocía actuaciones ilegales de miembros del Grupo Popular debía denunciarlas en los juzgados. A renglón seguido, el portavoz del PP afirmó que después de tantos años "de ejercicio de poder absoluto", los ministros socialistas se habían convertido en unos "señoritos de la democracia", y les achacó que siempre están prestos a asumir sus obras positivas, pero no los aspectos negativos.
"Intuyo que lo de señorito es un piropo que se refiere a que soy demócrata de toda la vida", replicó Corcuera. Al oír cuchicheos y risas en los bancos populares, afirmó: "Hay alguno que se ríe que no toca bola nunca". Y añadió: "Cuando le explicaba al ministro del Interior del Reino Unido el descenso de la delincuencia me dijo [voz de diputado popular: "en inglés, en inglés"] ¿es eso posible?".
Esta alusión colmó la paciencia del ministro. Corcuera miró de soslayo a la última hilera de escanos populares, donde había tomado asiento Luis Ramallo. Éste, a primera hora de la tarde, como en él es habitual, ocupaba la segunda fila.
Demócrata convencido
"Es un demócrata convencido quien se esconde en la última fila para impedir que hablen los demás", dijo Jose Luis Corcuera, quien insinuó que lo de "señorito de la democracia" sin duda debía ir referido a Ramallo -al que nunca nombró-, quien se "dedica a hacer chascarrillos cuando se sienta en la segunda fila de escaños". Ramallo bajó como una exhalación por la escalerilla del Congreso, brazo enhiesto, para solicitar permiso para hablar.La presidencia de la Mesa, desempeñada por el socialista Juan Muñoz, no le autorizó. Ramallo, con gesto hosco, se sentó en la segunda fila y no dijo nada.
Diputados populares pedían a Eduardo Martín Toval, presidente del Grupo Socialista, que se cortase la barba a modo de respuesta por las demandas de silencio de éste. Alvarez Cascos pretendió protestar. Muñoz no se lo consintió, aunque sí a José María Aznar, presidente del PP. Éste, tras quejarse por las expresiones vertidas por Corcuera, señaló: "Me parece que entre las responsabilidades del ministro del Interior está la de no perder los papeles, lo que me parece que no debe estar es la responsabilidad de insultar o amenazar a ningún diputado. Me preocupa la interpretación que hace de la libertad el señor ministro. Que pueda sentirse amenazado el ministro porque un diputado pueda sentarse en un escaño o en otro me preocupa. El ministro puede tener garantía que para su libertad y la de este país, nunca faltará la acción del PP. Permita que ponga en duda que pueda contar con la suya".
Corcuera contestó: "En la defensa de la libertad soy un poco más antiguo que usted". Argumento que Aznar devolvió así: "Usted es más antiguo porque tiene más años que yo".
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