Francia pretende recuperar su independencia diplomática
Toda la clase política francesa coincidió ayer en proclamar que, una vez terminada la guerra del Golfo, Francia puede y debe volver a recuperar su "voz propia" en los otros conflictos de Oriente Próximo, en particular el palestino. Desde el secretario general del Partido Socialista, Pierre Mauroy, hasta el líder pacifista Denis Langlois, pasando por el antiguo primer ministro centrista Raymond Barre, todas las personalidades galas reclamaron a Franlois Mitterrand el regreso a la llamada "especificidad" francesa.
La guerra del Golfo termina sin que Francia haya sufrido ni una sola de las terribles consecuencias que anunciaban los agoreros. Las bajas francesas entre los 14.000 hombres destacados en el Golfo han sido menores que en unas grandes maniobras militares; no ha habido atentados terroristas de importancia en el territorio nacional y tampoco enfrentamientos serios entre las diferentes comunidades étnicas y culturales. François Mitterrand sale del conflicto con una enorme popularidad y un poder que no había tenido ninguno de sus predecesores, incluido De Gaulle.El problema que Mitterrand deberá afrontar en las próximas semanas es que su actual popularidad se recluta sobre todo en el centro y en la derecha. La izquierda, incluida la del Partido Socialista, le ha reprochado en los últimos días su "belicismo" y "americanismo". Un 20% de los militantes socialistas, según encuestas de Le Monde y Libération, no han compartido las últimas posiciones del presidente.
Para recuperar un apoyo de izquierda que siempre ha mimado y cicatrizar las heridas abiertas en el seno de la comunidad árabe y niusulmana de Francia y en los países del Magreb, Mitterrand debe cumplir ahora lo que prometió el pasado domingo. Francia, dijo el presidente, "ha renunciado a expresar cualquier diferencia con sus aliados (Washington y Londres) durante la guerra. Una vez terminada ésta, nadie nos dará consignas".
El final de la guerra provocó alivio, pero no euforia popular. Las autoridades dieron los primeros signos del regreso de la llamada "especificidad" francesa. El primer ministro, Michel Rocard, dijo que "el problema de la permanencia de Sadam en el poder" debe ser resuelto por "los propios iraquíes". El también socialista Michel Vauzelle, presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento y amigo de Mitterrand, anunció que "ha llegado la hora de que la ONU recupere su protagonismo". Vauzelle recordó que, antes del 15 de junio, Francia "subrayó siempre su diferencia", y afirmó que "volverá a hacerlo de nuevo".
Problemas de la región
Ese fue también el tono en la oposición. El antiguo primer ministro centrista Raymond Barre pidió que Francia, "fiel a su amistad con los países de Oriente Próximo", "no ahorre esfuerzos" para que en un futuro próximo comiencen a ser abordados por la comunidad internacional los otros problemas de la región, en particular el palestino. Los norteamericanos, afirmó Alain Juppé, del RPR, "deben aceptar ahora" que sus aliados "recuperen su independencia diplomática". Los enemigos de la participación francesa en el conflicto pidieron lo mismo. "Bush decidió en solitario el principio y el final de la guerra. Ahora ha llegado el momento de que Francia recuerde su exigencia de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo", afirmó un manifiesto firmado, entre otros, por el ex ministro Michel Jobert, la abogada Gisele Halimi, el dirigente comunista Charles Fiterman y el obispo Jacques Gaillot.El ministro de Defensa, Pierre Joxe, se limitó a anunciar "una rápida retirada" de las tropas francesas presentes en el interior de Irak. La presencia de la división Daguet en la antigua Babilonia provoca una situación incómoda para un país que a comienzos de la guerra proclamaba que se limitaría a actuar en el territorio kuwaití.
Pierre Joxe precisó que el dispositivo terrestre, naval y aéreo francés en Arabia Saudí no será desmantelado con la misma velocidad.
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