Kaifu confía en que el pueblo iraquí pueda decidir su futuro

Japón acogio ayer con gran satisfacción el anuncio del presidente norteamericano, George Bush, de poner fin a la guerra, y confió en que Sadam Husein cumpla con las condiciones de capitulación. El primer ministro, Toshiki Kaifu, dijo que es al pueblo iraquí al que corresponde decidir sobre su futuro político: "mi esperanza es que Irak se convierta en un país pacífico que pueda ser aceptado por el resto de la comunidad internacional".El discurso de Bush llegó horas antes de que la petición de 9.000 millones de dólares en ayuda suplementaria solicitada por el Gobierno para la fuerza multinacional fuera pasada sin problemas en la Cámara baja con el voto favorable de los liberales y de los dos pequeños partidos centristas, Komeito y Socialdemócrata.

La ley tiene que ser ahora debatida en la Cámara alta, en la que, pese a no contar con mayoría absoluta, el partido del Gobierno tiene asegurado el voto de las dos fuerzas de centro. El destino final de esa ayuda no está todavía claro, aunque el Gobierno japonés se comprometió a pedir que no fuese empleada en gastos militares para no violar así la Constitución. Kaifu dijo hace días que Tokio no reclamaría esta suma en el supuesto de que la guerra terminara antes, y que serviría para la reconstrucción de los países más afectados.

El ministro de Asuntos Exteriores, Taro Nakayarna, que viajará este mes a Washington para discutir con su homólogo norteamericano, James Baker, los planes de reconstrucción de Oriente Próximo tras la guerra, adelantó ayer que Japón suministrará a Kuwait ayuda económica con carácter de urgencia.

El ministro dijo también que estaba en estudio de nuevo la idea de poner en práctica una contribución japonesa no limitada a ayuda financiera. Muchos analistas locales creen que el Gobierno tiene ahora más posibilidades que antes de conseguir el respaldo parlamentario a una ley que permita la colaboración no militar de Japón en misiones de paz de la ONU.