París rechaza la tregua hasta que Sadam se rinda
Francia volvió ayer a probar que desde la dimisión del ministro de Defensa Jean-Pierre Chevènement ya no es el "eslabón débil" de la coalición antiraquí liderada por Estados Unidos. París descartó que el comienzo material de la retirada íraquí de Kuwait fuera motivo suficiente para detener la victoriosa ofensiva de la coalición y, como los Gobiernos de Washington y Londres, hizo saber que la guerra continuará en el Golfo hasta la completa humillación de Sadam Husein.
En perfecta sintonía con el discurso norteamericano, los portavoces diplomáticos y militares franceses exigieron a Sadam "un compromiso solemne de su aceptación de todas las resoluciones de la ONU", en particular la que le obliga a pagar indemnizaciones a Kuwait. La retirada material de Kuwait, según esos portavoces, ya no es razón suficiente para detener las hostilidades.El general Germanos, portavoz del Ejército francés, confirmó que, a la espera del "pleno reconocimiento de su derrota" por parte de Sadam, "la guerra continúa para Francia". "Si los soldados iraquíes quieren rendirse, serán bienvenidos", dijo. "Y si quieren irse de Kuwait", añadió, "deben abandonar todo su material pesado". Otras fuentes militares francesas confirmaron oficiosamente que las tropas de la coalición buscan el enfrentamiento con la Guardia Republicana, cuerpo de élite iraquí que desean destruir por completo.
Los partidos políticos franceses del centro y la derecha explicitaron que el objetivo real de la guerra del golfo Pérsico es el deseado desde el primer momento por Israel: el aplastamiento de Sadam. "Detener los combates", afirmó Jacques Baumel, del RPR, "supondría permitir a Sadam salvar su régimen y buena parte de su Ejército, lo que significaría una grave amenaza para Oriente Próximo". "Hay que desconfiar de Sadam como de la peste", dijo Ladislas Poniatowski, del Partido Republicano. El presidente François Mitterrand y su Gobierno nunca han aceptado oficialmente que su objetivo fuera la eliminación de Sadam Husein. El pasado domingo, sin embargo, Mitterrand dio por primera vez un paso en esa dirección al afirmar que Sadam estaba cometiendo "un suicidio político y militar", y que la derrota iraquí creará "las condiciones" para un "cambio" en la estructura del poder en Bagdad. Algunas voces se alzaron ayer para exigir a Mitterrand el alto el fuego. El abogado Denis Langlois, portavoz del movimiento pacifista, afirmó que "nunca es tarde para detener una carnicería".
Mitterrand hizo de nuevo oídos sordos a los que desean dejar de verle alineado con las posiciones más intransigentes de Washington. Daniel Bernard, portavoz del Qual d'Orsay, admitió que Sadam "se ha decidido finalmente a hablar en serio". No obstante, informó que Francia sólo será favorable a un alto el fuego en el momento en que Irak acepte en el Consejo de Seguridad de la ONU "todas las resoluciones" de ese organismo.
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