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Japón mantiene sus compromisos con la Expo 92 a pesar del recorte de su presupuesto

El pabellón proyectado por Tadao Ando será una de las mayores construcciones de madera

El pabellón japonés en la Exposición Universal de Sevilla de 1992, una estructura sobria de 27 metros de altura (ocho plantas) diseñada por el arquitecto Tadao, Ando, será una de los edificios de madera más altos del mundo. Los organizadores confían en que los recortes que el Gobierno ha decidido realizar en el próximo ejercicio fiscal, que empieza el 1 de abril, no afecten a los gastos de participación en la feria. "Esperamos que así sea, porque existe un compromiso en este sentido, pero no podemos excluir que se produzcan algunas variaciones en el presupuesto, aunque mínimas", afirma un portavoz de la oficina estatal de promoción del comercio exterior que se encarga de los preparativos (JETRO).

El director ejecutivo del pabellón, Taichi Sakaiya, ha sido más rotundo: "Ni lo creo ni hay, razones para pensar que nos afecte a nosotros".Una fuente autorizada de JETRO insiste en que hay un compromiso del Gobierno de destinar cerca de 6.000 millones de yenes (4.311 millones de pesetas) en la construcción y gestión del pabellón nacional en la Expo-92 y, por tanto, no hay motivos de alarma. La evolución de la guerra del Golfo puede influir, sin duda, en los planes. El primer ministro, Toshiki Kaifu, anunció la semana pasada un considerable ahorro presupuestario, con el fin de ganar el respaldo de los dos partidos centristas (Komeito y socialdemócratas) para que el Parlamento apruebe el paquete de 9.000 millones de dólares (cerca de 900.000 millones de pesetas), que Tokio quiere dar a la coalición antiiraquí.

El presupuesto oficial de Japón en la expo de Sevilla se des glosa en dos apartados. Para la construcción del pabellón, que ha sido diseñado por el arquitecto Tadao Ando, fueron asignados 3.700 millones de yenes (2.656 millones de pesetas), y para gastos de gestión y administración, 2.000 (1.437 millones de pesetas). Las obras comenzaron el pasado octubre y está previsto que terminen en marzo de 1992, un mes antes de la inauguración de la feria.

A esa suma hay que agregar otros 2.000 millones aportados por la decena de empresas privadas y de algunos gobiernos regionales y locales que participan dentro de la representación oficial. Sólo una compañía japonesa, Fujitsu, ha decidido contar con pabellón propio. Otras tienen pensado tomar parte, bien como suministradores oficiales de la feria, en algún proyecto conjunto, o en iniciativas aisladas como la de Sony, que instalará una gigantesca pantalla electrónica (Jumbotrón). Observadores autorizados se lamentan de que la respuesta de las empresas japonesas no haya sido todo lo calurosa que se podía esperar para un acontecimiento como el de Sevilla. "Hay problemas, sí, pero no son demasiado importantes. En conjunto, debo decir que estoy contento con lo que se está haciendo y con el número de empresas que participan en el pabellón que comparado con el de otras ferias, es mayor", afirma Taichi Sakaiya, el director ejecutivo del proyecto.

Cuotas altas

Para Sakaiya gran parte de los motivos por los que la acogida no ha sido mayor son debidos a las propias autoridades españolas: "Son culpables ellos por no haber promocionado suficientemente la Expo-92 en Japón y por fijar una cuota muy elevada para que un privado instale pabellón propio. Es demasiado".

La campaña publicitaria de la feria en Japón la realiza la poderosa firma Dentsu, pero sin demasiado éxito, que en su defensa afirma que no cuenta con el suficiente respaldo financiero español.

La participación oficial japonesa estará basada en el tema Origen y futuro de Japón, una combinación de la sociedad antigua con la futura, teniendo como eje el kinari, la fuente de la cultura japonesa, que se define como la cultura de la naturaleza en su origen, lo que no es superficial ni tiene color.

Explica Sakaiya, que es el padre de la idea, que por esta razón el pabellón es una estructura sobria, realizada por el arquitecto Ando en madera blanca. Tendrá un altura de 27 metros, equivalente a ocho plantas, lo que le hará ser uno de los edificios construidos en madera más altos del mundo. El techo será semitransparente y la entrada tendrá forma de puente simbolizando el tránsito de la orilla tradicional a la ribera moderna.

Sin duda, el plato Fuerte estará en la última de. las salas en donde Sakaiya quiere: mostrar el futuro japonés teniendo como testigo a Don Quijote y Sancho Panza. Se trata de un teatro circular, con butacas giratorias, que llevan al espectador a presenciar varios escenarios.

"Don Quijote viaja a través del pasado, presente y futuro de Japón. Encuentra una sociedad individualista en el siglo XVI, presencia luego la transformación en una sociedad de avances tecnológicos y deshumanizada, y, finalmente, redescubre el humanismo en el futuro. Yo espero que eso suceda realmente", dice Sakaiya.

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