Coprotagonistas del drama
La prensa británica. atacada por tener corresponsales en Bagdad
Políticos y periodistas conservadores británicos están empezando a pedir a voz en cuello la cabeza del mensajero que trae malas noticias de la guerra del Golfo. La principal mala noticia ha sido, hasta la fecha, la carnicería de civiles de la semana pasada en Bagdad, cuyas imágenes han llevado a los más nacionalistas de los británicos a condenar a la BBC y a acusarla de hacer el juego propagandístico al presidente Sadam Husein. A los periódicos -en su absoluta mayoría, a favor de la solución armada de la crisis, aunque algunos también publican puntos de vista contrarios- se les ataca por mantener corresponsales en Bagdad.Los medios de comunicación británicos han sido objeto de cargadas críticas por informar desde Bagdad y por mostrar su frustración con las parcas noticias que reciben de los aliados. Estar en Bagdad les hace reos de colaboracionismo con la propaganda enemiga, y protestar por las restricciones impuestas por los generales propios evidencia su falta de lealtad, dicen los críticos.
Un parlamentario conservador llegó a manifestar, a las dos semanas del estallido de la guerra, que los periodistas deberían formar parte del equipo que lucha contra Sadam Husein. Ahora va se les repudia. Un laborista pidió el lunes en la Cámara de los Comunes al secretarlo del Foreign Office, Douglas Hurd, garantías de que la fuerza multinacional no va a bombardear el hotel en el que se alojan los informadores, palabras recibidas con sonoros ¡no!" de los conservadores.
Lo que ha puesto en entredicho a los conservadores ha sido la cobertura informativa del bombardeo del refugio de Bagdad, con sus centenares de víctimas civiles. Junto a las imágenes que daban idea del desastre, el enviado especial de la BBC dijo no haber visto señales de que aquello fuera un bunker militar, y fue el acabóse: La BBC incurría en la traición de hacer el juego al enemigo.
Sobre la BBC han caído chuzos de punta políticos. El Gobierno le ha pedido que haga más énfasis en que sus informaciones desde Bagdad están sometidas a censura, y desde algunos periódicos se le ha acusado de falta de sentido común. El historiador conservador Paul Johnson ha publicado una diatriba, bajo el título ¿Al lado de quién están?, en la que brama: "La ética y la moral de la BBC son hoy tales que, si se hubiesen aplicado cuando luchábamos contra Hitler ( ... ), sus discursos hubiesen recibido la misma cobertura que los de Churchill".
Pese a estas andanadas, un reciente sondeo indicó que la cobertura que la BBC hace de la guerra es la que goza de mayor credibilidad popular entre todos los medios informativos británicos, y la del periódico The Independent, la que más satisface entre los diarios. Este rotativo y The Sunday Times son los únicos que tienen enviados especiales propios en Bagdad. "La censura en el Golfo ha sido más estricta en el lado iraquí que en el de los aliados, pero sólo relativamente", dice Simon Jenkins director de The Times.
Las estridentes críticas de antipatriotismo que emiten algunos cuarteles no resisten la confrontación con la realidad. Toda la prensa. británica apoya la campaña militar. The Guardian fue el que imás dudas tuvo antes de la apertura de hostilidades -y aún agoniza ante la campaña bélica-, pero en su editorial del día 17 de enero se alineó con los demás: "Nuestros soldados y pilotos están allí, por orden de las Naciones Unidas, para arreglar ese mal. Está claro cuál es su deber".
Este diario y The Independent han brindiado espacio en sus páginas a voces disidentes, y hasta ha habído contradicciones sonadas en la propia plantilla. Un editorial de The Independent atacó hasta bordear el insulto a algunos países europeos por no prestar un apoyo más decidido, militar y financiero, al esfuerzo bélico de norteamericanos y británicos.
La prensa británica se ha hecho eco también de las condiciones de semiesclavitud y explotación en que viven los trabajadores extranjeros en Arabla Saudí, abandonados por sus empleadores, que han huido al extranjero con sus pasaportes para evitar que puedan escapar.
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