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El imperio de Babar

El éxito de un elefante de 60 años de edad expresa el retorno a los valores familiares

Sólo las aún muy juerguistas España e Italia oponen cierta resistencia a la babarmanía. Por lo demás, el elefante creado hace seis décadas por el dibujante francés Jean de Brunhoff es el personaje favorito de los niños europeos y norteamericanos de entre dos y seis años de edad, la gallina de los huevos de oro para muchas empresas, la tortura de diversos tribunales de justicia en Estados Unidos y Francia y la pasión de los sociólogos. A fines de este año, la babarmanía será el segundo gran negocio infantil en Occidente, superado sólo por los productos Walt Disney.

Hace un par de semanas se estrenó en Francia Le triomphe de Babar, el primer largometraje basado en las aventuras del rey de los paquidermos. La aparición de este filme presentado en España el pasado diciembre coincide con las vacaciones escolares de febrero y sigue a unas fiestas de Navidad y Año Nuevo en las que sólo Babar hizo sombra en el corazón de los niños franceses a las tortugas Ninja. Babar es el favorito entre los pequeños de dos a seis anos de edad; la ninjamanía es cosa de los más mayorcitos.Comercializado de todas las formas posibles, Babar se ha convertido en una mina de oro en uno y otro lado del Atlántico. En Toronto, Nueva York, París, Zurich, Londres o Estocolmo, el rey de los elefantes está en todas partes: en el fondo de un plato, en un cepillo de dientes, entre las agujas de un reloj, en un paraguas, en una botella de agua de colonia, en álbumes y libros, en la televisión, en casetes de vídeo y, ahora, en la pantalla grande.

Babar es la "fuerza tranquila" que el presidente François Mitterrand ofreció como programa electoral a los franceses; el padre sensato, tranquilo y consensual por el que suspiran las masas de un Occidente desconcertado. Los sociólogos franceses explican el éxito del viejo Babar por el general repliegue sobre los valores del amor matrimonial, el hogar, la familia y los niños: la llamada moda cocooning.

La imagen del padre

Este año Babar celebrará su 60 aniversario. El personaje nació en 1931 del pincel de Jean de Brunhoff. El dibujante francés representó en su elefante la imagen de un padre que, transmitiendo los valores de la generosidad, la sabiduría y la perserverancia, conduce a su pueblo a través de múltiples dificultades. Celesteville, su ciudad, es todo un modelo de socialismo sereno.

En los años setenta, los sociólogos, influidos por las ideas de Mayo del 68, dieron por muerto a Babar. Una tesis doctoral presentada en 1971 en la Sorbona le presentaba como un personaje "fascistoide", un apostol de los "caducos valores" del trabajo, la familia y la patria. Si alguien afirmara hoy tales cosas en la catedral del saber parisiense sería Visto como un analista anticuado. Babar, dice Frederique de Buron, directora de la colección consagrada al elefante en la editorial Hachette, es "rnuy moderno", un personaje "tierno y no violento", que "se corresponde perfectamente con el espíritu actual de regreso a los valores familiares". Pierre Bernard Jaume, director de Ellipse, una filial de Canal Plus que produce los dibujos animados de Babar, dice: "Este elefante es un pacifista, el antídoto perfecto contra las agresiones de esos productos japoneses repletos de armas y combates".

En Alemania y los países escandinavos, quizá a causa de su traje color verde manzana, a Babar se le tiene por un defensor de los movimientos ecologistas, afirmó Bernard Farkas, el hombre de negocios que comercializa la babarmanía en el norte de Europa. Sólo los padres españoles e italianos parecen no rendirse todavía al imperio del elefante.

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