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GENTE

Amina

Una cantante tunecina contra la guerra

Amina es tunecina, vive en París y adora las mezclas, ese mestizaje cultural que antes del comienzo de la guerra del Golfo parecía estar a punto de cuajar en la capital francesa. Ahora, Amina, una mujer libre, espontánea, tierna y salvaje, lucha por evitar el repliegue sobre sí mismos de tantos árabes. Una tarea difícil, confiesa, cuando ves "Ilover bombas norteamericanas sobre Bagdad" y sientes que para muchos occidentales los árabes son "cucarachas que hay que aplastar".De la mano de Bernardo Bertolucci, Amina realizó el pasado año su primer trabajo cinematográfico. Ella es la voraz prostituta tangerina de una de las primeras escenas de El cielo protector. Un papel en el que por exigencias del guión mostró sin complejos sus desbordantes senos. Pero antes de rodar con Bertolucci Amina era ya popular en Francia, Estados Unidos y el Magreb como intérprete de una música que ella define como "arabesco, moderno", un sonido que bebe en las fuentes de la melodía árabe, el ritmo africano y las técnicas pop y rap.

El pasado 13 de enero, dos días antes del estallido de las hostilidades en el Golfo, Amina fue la única cantante árabe que, a invitación de Peter Gabriel, participó en Londres en la grabación de una nueva versión de Give peace a chance (Dad una oportunidad a la paz), la vieja canción de John Lennon. El gesto, dice Amina, llegó "demasiado tarde"; y, en todo caso, la "censura encubierta que domina Occidente" ha amortiguado su eco. En Francia, ni una sola emisora de radio osa reproducir Give peace a chance. "Aquí", se lamenta la tunecina, "hay que estar por la guerra".

Amina vive en París desde su adolescencia y jamás había tenido problemas de integración. Antes de la guerra, París "estaba a punto de convertirse en una capital mestiza". Ése era "su encanto". Ahora todo el mundo vive "como si el frente estuviera en los Campos Elíseos". La gente "vuelve a emplear el término comunidad: la comunidad árabe, africana, judía, europea...". Amina cree que Mitterrand no debería haber seguido a los americanos.

Los periodistas, dice la cantante, suelen hacerle "muchas preguntas estúpidas" sobre su cultura. "Siempre quieren que diga algo contra la civilización árabe, contra la educación, la religión o la situación de la mujer; y si no lo hago, porque en ese momento no me da la gana, se sienten defraudados". Estos días los periodistas que la entrevistan desearían que tildara de "integristas" y "fanáticos" a los tunecinos, argelinos o magrebíes que se manifiestan contra la guerra. "Pero es que no todos son integristas, ni siquiera la mayoría lo son", protesta la cantante. Los magrebíes, explica, "no están por Sadam", están "contra el hecho de que los iraquíes reciban toneladas de bombas".

Para Amina, trabajar a las órdenes de Bertolucci fue "un placer" que no le impido criticar el contenido del filme y del libro de Paul Bowles sobre el que está inspirado. Contado a la manera de la tunecina, El cielo protector es una "historia de orientalismo rancio". Amina subraya el hecho de que la única mujer árabe que tiene un papel en el libro y el filme sea una prostituta, la que ella interpreta. "La mirada occidental sobre la mujer árabe", afirma, "sigue siendo colonialista". Las árabes son "sombras veladas que esconden cortesanas devoradoras", "meros objetos de deseo". Si Bertolucci no hubiera sido el director, Amina no hubiera encarnado su personaje.

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