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Tribuna
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Discurso

Juan José Millás

O sea, que esto era inevitable. Alguien tenía que pararle los pies a Sadam Husein. Ahora sabemos que iba a conformar con invadir Kuwait. Tarde o temprano cruzaría el Estrecho e invadiría la Península. Después de la Península, Francia, y así hasta llegar a Suecia. Su potencial bélico es desproporcionado en relación a las necesidades defensivas de su país. Además, dentro de tres años habría contado con armamento nuclear. Alguien tenía que pararle los pies. Es cierto que nosotros podíamos haberle dicho que no invadiera tanto. Pero para eso hay que tener una autoridad moral y una estatura que todavía no hemos alcanzado. Fíjate, nosotros que hasta hace dos días comprábamos el pan con unas monedas en las que ponía Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios, con qué cara íbamos a decirle a Sadam que se dejara de guerras santas. Además, somos árabes, un poco desteñidos, pero árabes, y para pararle los pies a ese sujeto era preciso tener el pelo menos oscuro y la tez más blanca. Los americanos eran ideales'y ahí están. La guerra no le gusta a nadie, a mí me repugna, pero tenemos que estar a las duras y a las maduras. Además, si los americanos arriesgan sus vidas, qué menos que darles un apoyo logístico. La guerra es horrible pero todos los. días mueren niños de hambre en todo el mundo y no nos rajamos las vestiduras por eso. Vosotros es que sois unos ingenuos, unos desinformados; os habéis quedado en tercero de BUP. Eso sí, tenemos que mantener buenas relaciones con el mundo árabe, de ahí que España esté mandando medicinas para curar a los niños que bombardeamos. Es verdad que hay un desequilibrio entre los bombardeos y la ayuda humanitaria, y eso se debería arreglar. Bombardeo / ayuda humanitaria; bombardeo / ayuda humanitaria. Ése es el ritmo ideal. Sí, es cierto que a Sadam lo hemos armado nosotros, pero fue sin querer.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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