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Proceso al 'mejor pastelero' de Viena

Udo Proksch vuelve hoy al banquillo de los acusados, por asesinato y estafa

Udo Proksch, llamado ya con el sobrenombre de "mejor pastelero de Viena", amigo de ex ministros y delincuente de altos vuelos, se enfrenta hoy al espectacular reinicio de su proceso judicial, en el que se le acusa de asesinato de varias personas como consecuencia de la explosión de un barco y estafa a una compañía de seguros y que terminará en las próximas semanas con una sentencia que probablemente será de cadena perpetua.

El ex jefe de la pastelería Demel, situada en una de las calles más antiguas de Viena, la Kohlmarkt, fletó en 1977 el buque Lucona y aseguró la carga por una póliza millonaria clasificándola como material procesador de uranio, que no era más que chatarra vieja pintada de amarillo. Después de varias explosiones a bordo -presumiblemente causadas por Proksch, que no se encontraba a bordo- el Lucona desapareció en menos de tres minutos en las profundidades del océano índico frente a las Maldivas. En el naufragio murieron seis de los 12 tripulantes.La semana pasada en una misión exploradora a cargo del juez del caso Lucona, Christian Leiniengen, el robot submarino Mallegan encontró los restos del buque naufragado a 4.200 metros de profundidad. Segmentos de las 61 horas de vídeo grabadas por el Mallegan serán presentadas hoy ante el jurado como prueba definitiva.

Ha terminado la gran comedia de este bufón de la Corte, multifacético y creativo, que además de ser experto en explosivos diseñó la línea de gafas Viennaline vendida en el mundo entero y acaba de componer en la cárcel su última canción pop I like my shoes, y hace esculturas con envases de queso que adornan su celda. El niño terrible de la sociedad vienesa conquistó en sus mejores tiempos a políticos e intelectuales, a policías y delincuentes, con sus excentricidades y su hospitalidad. En los altos de la pastelería Demel instaló la Logia 45, exclusivamente para hombres, donde se tejía la política austriaca y asistía una mayoría de socialdemócratas, incluyendo al fallecido ex canciller Bruno Kreisky. Herr Udo, de baja estatura, obeso y calvo, tuvo varios matrimonios siempre con mujeres aristócratas. Las camareras del Demel siguen fieles a su patrón y le enviaron en Nochebuena a la cárcel su Strudel (pastel de hojaldre y frutas) preferido para aplacar su nostalgia. La lealtad de altos cargos del Gobierno hacia Udo Proksch se mantuvo a pesar de las sospechas de que él había provocado la explosión en el Lucona, y en los últimos dos años tuvieron que renunciar a sus cargos el ex ministro del Interior, Karl Blecha, y el ex ministro de Asuntos Exteriores, Leopold Gratz por entorpecer las investigaciones judiciales y para ayudar a Herr Udo en envíos de documentación falsa.

Prófugo

Vivió casi dos años prófugo, burlándose de los desesperados policías austríacos y de la Interpol que le buscaron por el mundo entero sin éxito. El pastelero eligió para su fuga Manila, ciudad que conocía muy bien por una antigua amistad con Imelda Marcos. Allí se sometió a varias operaciones de cirugía estética e implantaciones de pelo que le dejaron irreconocible y además fue uno de los mejores pacientes de un médico brujo conocido en Filipinas por sus operaciones sin bisturí. En octubre de 1989 al llegar a Londres la policía internacional reconoció su pasaporte falso y fue enviado a Viena. Al llegar a Austria en el aeropuerto, saludó a gritos al jefe de la policía internacional: "¡Hola, ¿no me reconoce?", y el policía y ex .compañero de aventuras tuvo que ponerle las esposas en sus muñecas. Según una de las abogadas de Herr Udo, el acusado está "de buen ánimo" y dedicado a hacer una dieta para bajar peso, que consiste en "sólo agua y galletas saladas".

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