Del norte de África al sur de Madrid
Beyuki Abdelhamid se ha convertido en el líder de los inmigrantes marroquíes
Siete años y el estrecho de Gibraltar separan al actual presidente de la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME) de aquel muchacho que coordinaba una asociación cultural alternativa en la localidad norteafricana de Río Martil, a 10 kilómetros de Tetuán. La huelga de hambre de 34 inmigrantes marroquíes en Entrevías "por el acoso policial derivado de la Ley de Extranjería" ha consolidado el papel de portavoz de este magrebí que hace siete años no sabía una sola palabra de castellano.
Beyuki, "Suzuki, com.o algunos me conocen a partir de que un amigo iraní se dedicó a hacer juegos de palabras con mi nombre y el de la marca nipona de coches", llegó a Madrid con 23 años, en mayo de 1984. "Después de la revuelta del pan que tuvo lugar en esas fechas, Marruecos no era un buen sitio para los que queríamos opinar". En Río Martil, su pueblo, Beyuki Abdelliamid presidía la asociación cultural Nayazik (Estrella Fugaz). La trayectoria de esta asociación fue tan breve como su nombre parecía presAgiar. "Durante casi dos años intentamos ofrecer una cultura alternativa a la oficial, pero eso en Marruecos siempre está perseguido".Diplomado en Derecho por la Universidad de Rabat, donde fue secretario general de la Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes, de carácter progresista, el actual presidente de ATIME comenzó en Madrid a buscarse "la vida" en los más variados oficios. "Vendedor ambulante, verdulero en los mercados, peón de la construcción, jardinero...". Un itinerario laboral común a casi todos los inmigrantes marroquíes que llegan a España. Pero su situación es mejor que la de otros compatriotas, poyque, al tener permiso de trabajo desde 1987, no pende sobre él la espada de Damocles de la Ley de Extranjería. "Ahora trabajo en la hostelería de forma temporal y estudio Ciencias Políticas en la Complutense".
Los primeros objetivos
Encontrar un trabajo, buscar una pension para vivir y aprender el idioma fueron sus primeros objetivos en Madrid. "Cuando llegué no sabía decir ni dos palabras seguidas en castellano". El avance lingüístico es evidente, dada su condición de portavoz presidente de ATIME. Integrarse en la vida madrileña y contactar con otros ciudadanos interesados en la defensa de los derechos de los inmigrantes y refugiados fueron los pasos siguientes. "Que me haya adaptado a la vida madrileña no significa que sea europeo, que no lo seré nunca. Yo llego a casa y me pongo mi chilaba y tomo mi té, pero, a mi modo de ver, integrarse no significa dejar de ser tú mismo".La Asociaciación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes nació en 1988 "para defender la dignidad de los numerosos magrebíes que llegan a España en busca de trabajo". En la actualidad cuenta con unos 5.00 afiliados, repartidos por Madrid, donde hay unos 200, País Vasco y País Valenciano. El porcentaje de mujeres es mínimo. "Aquí, en Madrid, tenemos unas diez afiliadas, que en su mayoría trabajan en el servicio doméstico".
"En Europa se cree que las mujeres marroquíes no luchan por sus derechos, lo que es falso. Además, la liberación de la mujer no se mide por llevar o no velo, fumar o beber alcohol".
La Ley de Extranjería es el caballo de batalla de los emigrantes norteafricanos. Esta polémica ley es motivo de encierros y huelgas de hambre, como la que están desarrollando durante este mes de febrero 34 magrebíes, Beyuki incluido, en la parroquia de San Carlos Borromeo de Entrevías, en jornadas de 24, 48 y 72 horas. "Nos exigen un contrato laboral para conseguir un permiso de trabajo y poder permanecer en el país, pero, para que una empresa te contrate, es necesario el permiso de trabajo: la pescadilla que se muerde la cola".
El miércoles fueron expulsados vía Ceuta 15 marroquíes que permanecían ingresados en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Moratalaz por su situación de "ilegales". "Nosotros pedimos una ley justa, que respete los derechos humanos de los emigrantes y permita regularizar la situación de aquellos inmigrantes que se encuentran trabajando en este país".
No existe un cálculo exacto del número de inmigrantes marroquíes que viven en España en la actualidad. Se habla de 75.000, pero las nuevas llegadas y las expulsiones dan al traste con la exactitud de esta cifra. "Dicen que quitamos trabajo a los españoles, pero la solución no está en cerrar las fronteras a los moros, sino en interceder para impedir que en Marruecos se viva esta situación que obliga a la gente a escapar". Este norteafricano que añora las playas de Río Mártil no dudaría en volver a su país si las circunstancias sociales- y políticas cambiasen, "pero me iría con pena, sabiendo que dejo aquí a buenos amigos".
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