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La meta de 1995

El calendario para la integración de Suecia en la Comunidad Europea será especialmente largo. Este no es momento para prisas. Ni por un lado ni por otro. La Comunidad Europea ha dejado muy claro que no admitirá nuevos socios hasta que no haya concluido su proceso de unión política y económica, y la legislación sueca es muy restrictiva respecto a decisiones de este tipo. Por eso, nadie piensa que la entrada efectiva se pueda producir antes de 1995.Además, todavía no se ha dado ningún paso en el largo camino que conduce hasta Bruselas. Hasta el momento, lo único que ha hecho el Parlamento sueco es dar carta blanca a su gobierno para que pueda solicitar el ingreso en la CE cuando lo considere oportuno. Las autoridades de este país tienen todavía que elegir el momento ideal oportuno para pedir el ingreso y a partir de entonces empiezan a correr los relojes en Estocolmo y Bruselas.

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De cualquier forma, es previsible que antes de las elecciones legislativas de septiembre el gobierno socialdemócrata presente la solicitud formal ante la CE, como arma política electoral de primera magnitud. El partido de Ingvar Carlsson está ahora en una posición claramente perdedora, a juzgar por las últimas encuestas, y todo parece indicar que el bloque burgués (conservadores, liberales y centristas) puedan formar gobierno.

Burgueses y socialistas

Pase lo que pase en las elecciones, y teniendo en cuenta que burgueses y socialistas apoyan la integración, las negociaciones con Bruselas podrían comenzar a finales de 1991 y desarrollarse durante 1992. Se dá, además la circunstancia que muchos de los aspectos típicos de una negociación de este tipo están ya regulados en virtud de los acuerdos entre la CE y la EFTA para formar el Espacio Común Europeo. Por lo tanto, no es previsible que haya que salvar grandes escollos económicos. Quizá los aspectos de defensa y seguridad planteen más problemas.

Una vez concluida la negociación técnica, la integración formal quedará congelada hasta que ambas partes afronten todos los requisitos legales. Por parte sueca, es necesario cambiar la Constitución, es imprescindible que el Parlamento de dos legislaturas diferentes apruebe el Tratado de Adhesión (las siguientes elecciones serán en otoño de 1994 y hasta entonces no es posible que se haga la segunda ratificación) y todavía no se ha descartado un referéndum.

Por parte comunitaria, la maquinaria de Bruselas no dará el visto bueno ni a Austria ni a Suecia, hasta que sus procesos de unión política y económica no estén superados. Si todo va bien, a lo largo de 1994 se pueden someter a los Parlamentos de los doce países miembro la ratificación de los Tratados, de forma que en 1995 se produzca la ampliación. No se descarta, además, que en ese tiempo se produzcan nuevas solicitudes. Finlandia, Noruega e incluso algún país del este podrían dar el paso en estos años.

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