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La unidad de la URSS por encima de todo

El jefe de los 'boinas negras' en Letonia, dispuesto a utilizar de nuevo las armas

Pilar Bonet

"El Gobierno no es el pueblo. Mientras haya aquí una persona fiel a la URSS, la defenderemos", exclama el capitán Ceslav Mlynnik, jefe del destacamento de boinas negras protagonista de los trágicos sucesos en el Ministerio de Interior de Letonia y hombre dispuesto a defender con las armas la unidad de la URSS en el Báltico. Mlynnik está dispuesto a defender la unidad del Estado más allá de la voluntad del Parlamento letón, e incluso del Kremlin, si éste llegara a sintonizar con la posición independentista de Letonia. Así nos lo dice en una conversación mantenida en la base de los Destacamentos de Policía de Intervención Especial (OMON) en Vecmilgravis, cerca de de Riga.

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Dos días seguidos ha acudido esta enviada a la base de Vecmilgravis, unas barracas de madera rodeadas de alambradas y defendidas por tanquetas donde están concentrados los 150 hombres que los OMON tienen en Letonia. Iba acompañada de un teniente coronel de aviación de uniforme y contaba con el visto bueno de la dirección del Ministerio del Interior en Moscú. Aun así, el capitán Mlynnik, vestido con una chaqueta tejana con la inscripción "US Army", se aviene a conversar con reticencias.Mlynnik tiene 30 años, nació en Letonia, de padre polaco y madre rusa. Estudió Derecho e ingresó en la Brigada de Investigación Criminal del Ministerio del Interior. De ahí pasó a los OMON, un cuerpo especial cuya existencia se anunció en julio de 1988. Los OMON, entrecuyas competencias está la lucha contra el terrorismo y la acción antidisturbios, son hoy un contundente instrumento en contra del independentismo báltico, aunque nadie, fuera de las barricadas de sacos de aren, de Vecmilgravis, parece querel asumir la responsabilidad poi su acción.

Autodefensa

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Mlynnik estaba junto al Ministerio del Interior de Letonia, en el centro de Riga, la noche del 20 de enero, cuando el edificio fue ocupado por los boinas negras en una operación que dejó cinco muertos y 10 heridos. El capitán sostiene que se trató de una "operación de autodefensa". "Hubo un ataque armado al destacamento que pasaba junto al ministerio. Estaba en cuestión salvar la vida y la única posibilidad de ponerse a salvo era tomar el ministerio".

El capitán Mlynnik no responde a la pregunta sobre quién dio la orden. "¿Qué orden?", repite. "Había que salvar la vida". En la estructura jerárquica del Ministerio del Interior de la URSS, los OMON de Letonia se subordinan a la División número 42, con cuartel general en Vilna.

Mlynnik se encontraba también en el lugar de la acción la noche del 3 de febrero, cuando, según dice, tirotearon, en un paso de ferrocarril no lejos de Vecmilgravis, el coche en el que viajaba junto con el periodista Aleksandr Nevzorov, amante de las sensaciones fuertes. El coche, nos dicen, es un Volga totalmente quemado y perforado por impactos de bala que, cubierto de nieve, nos enseñan en el patio de la desolada base.

El capitán Mlynnik está de acuerdo con quienes, como Nevzorov, opinan que Moscú ha abandonado a quienes luchan por la unidad del Estado en el Báltico. "El destacamento ha sido abandonado a su suerte. A nadie le interesa que seamos fieles a nuestro juramento. Pero cualquiera que sean las relaciones con el centro, entendemos muy bien que somos la única fuerza real que defenderemos los intereses de quienes están por la ciudadanía soviética y la integridad de la URSS".

Los OMON de Letonia no reconocen como autoridad el Parlamento democráticamente elegido en la república. Según Mlynnik, la mayoría de la gente con la que se relaciona cree que el presidente de la URSS tomará "medidas más duras" con quienes deberían acatar, y no acatan, sus decretos y la Constitución de la URSS.

El capitán Mlynnik no puede imaginarse a sí mismo como ciudadano de una Letonialindependiente. "Nací aquí. Esta es mi patria. ¿Por qué debo imaginarme fuera de Letonia, fuera de la URSS?". No es miembro del partido comunista y dice no tener ninguna relación con el Comité de Salvación Nacional, el fantasmagórico organismo que preside el jefe del partido comunista local.

El capitán cree que los organismos de poder en Letonia tendrán que "presentar su dimisión". "Ellos [los dirigentes letones] comprenden que no pueden dominar la situación y que si no se retiran, la paciencia de la gente se acabará,y ocurrirá otra revolución. Todo apunta hacia ahí".

La fórmula del juramento que cuelga en una de las barracas de Vecinilgravis, no lejos de una fila de ametralladoras y de la foto de una chica con el busto desnudo, proclama la fidelidad a la "causa de la construcción del comunismo". Mlynnik, sin embargo, asegura que él ha prometido ser fiel "al pueblo", no al partido. "Junto a Gorbachov", señala, "hay muchos traidores, entre ellos Boris Yeltsin, porque no se puede llamar de otro modo a quien participa activamente en la desintegración del país".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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