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CARNAVAL 91

Salsa fría

La musa del carnaval sufrió una caída en un desfile que se olvidó de la guerra

Elsa Fernández-Santos

Un centenar de hormigas atómicas desfilaron ayer durante dos horas por el paseo de la Castellana de Madrid. Las hormigas eran de todos los tamaños y se movían como locas al ritmo de salsa, música muy poco galáctica, pero, al parecer, indispensable para unos buenos carnavales. Junto a las hormigas desfilaron piratas, meninas, chinos, demonios, arañas y murciélagos, que no parecían sentir el intenso frío que azotó anoche a esta cabalgata de carnaval, que terminó con una gélida lluvia.

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Miriam Díaz Aroca, musa de estos carnavales, cayó al suelo desde lo alto de su carroza, de casi cuatro metros de altura, al frenar su cabalgadura cuando ella estaba de pie tirando caramelos. Y la musa, que despierta auténticas pasiones entre los niños, cayó. Tras la caída al suelo, se levantó y comentó: "Me he roto de todo". Pero lo cierto es que luego pudo comprobar que sólo se había roto la uña del dedo índice de la mano izquierda y que se le había desmoronado el refinado moño que llevaba. Los espectadores le gritaron y aplaudieron, y la musa dijo: "¡Oye, que no lo voy a repetir!".El frío intenso acompañó los pasos salseros de los participantes, que recorrieron casi tres kilómetros como si el tiempo no fuera con ellos.

No sentían lo mismo los miles de madrileños que se acercaron a la Castellana para ver este desfile, en el que apenas hubo alusiones a la guerra del Golfo; tan sólo dos burros llamados Bush y Sadam y un soldado con máscara antigás, que se coló entre una de las primeras comparsas. Como se colaron unos 10 patinadores, asiduos de Recoletos, que también quisieron participar en este desfile, en el que no faltaron brasileñas zumbonas, payasos, una carroza muy crítica dedicada al Plan 18.000, y para cerrar, un número NIF, un bonobús, un bonometro y un bonotransporte que corrían tras la última carroza.Los premios oficiosos se decantaron por galardonar como mejor comparsa El Patio de mi Casa, título elegido por las inquietas y divertidas hormigas atómicas que venían de Madrid. El premio a la mejor carroza rue para la dedicada a Las meninas, que venía desde Las Pedroñeras (Cuenca).

Mejor en mayo

Entre el público apenas había gente disfrazada. "Es que no tenemos gracia", comentó un matrimonio que había llevado a sus hijos a ver el desfile. Dos mujeres con sus hijas llevaban la cara pintada de azul y blanco . "La gente es muy sosa", decía Miriam, una de las madres. "Nadie se disfraza. La verdad es que este frío no es para un carnaval. Lo ideal es que fuera en el mes de mayo, o en un recinto cerrado muy grande. Una gran fiesta para todo el mundo", añadió.

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Rozando las nueve de la noche, fin del desfile, comenzó a llover y cuatro coches de limpieza, dos camiones y 16 barrenderos empezaron a limpiar los restos de la cabalgata. Pedro Lorenzo, barrendero de 56 años, comentó mientras recogía con su coche barredor las plumas, las serpentinas y el confeti: "Está muy bien que la gente se divierta". Cerca de allí, dos meninas que volvían a sus casas comentaron: "Vamos a cambiamos de ropa". Así es el carnaval de Madrid.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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