Shamir trata de tranquilizar a los israelíes
El primer ministro israelí, Isaac Shamir, después del último ataque iraquí con misiles Scud en la madrugada de ayer, que causó 26 heridos en Tel Aviv, declaró que "está cerca el final de las agresiones terroristas iraquíes" y añadió que, pese a mantener capacidad de disparar misiles contra Israel, la potencia militar iraquí está disminuyendo de día en día. El primer ministro no descartó que pueda producirse un ataque con armas químicas en el futuro, pero pidió a la población que haga una vida normal porque "no hay motivos para pensar que ha aumentado el peligro para Israel".
La mayor parte de los israelíes estaban acostados a las 2.40 de ayer. Fue entonces cuando sonaron las alarmas aéreas y se pidió por altavoces a la población utilizar las máscaras antigás y recluirse en las habitaciones estancas. Sonaron tres detonaciones, una de ellas más fuerte. Pese a la censura militar, se extiende la noticia de que un Scud iraquí consiguió traspasar la barrera de los Patriot y alcanzó su objetivo en un barrio de la periferia de Tel Aviv.Al hacerse público el primer recuento de víctimas, se dijo que el misil no había dado de pleno en ninguna casa, porque no se registraron muertos. Hubo 26 heridos de diferente gravedad. En la mañana de ayer, 14 permanecían hospitalizados. Después del correspondiente susto, un vecino del barrio alcanzado por el misil dijo con sarcasmo señalando los daños: "Alá está con nosotros, no con Sadam".
El misil, que aparentemente salvó las defensas de los Patriot -otras fuentes dicen que el Scud fue interceptado y los restos de ambos misiles cayeron sobre dos barrios distantes en Tel Aviv-, cayó en una calle comercial y provocó daños en 150 viviendas.
De nuevo se planteó la cuestión de la respuesta israelí. Shamir dijo: "No olvidaremos, y nos preparamos para cualquier eventualidad". Pidió a la población "demostrar nuestra fuerza con la paciencia. En 10 o 15 días, la situación en el frente iraquí habrá cambiado por completo, de modo que debemos conservar la cabeza fría y no dejarnos arrastrar por sentimientos de cólera, aunque estén justificados".
La política de autocontención que se ha fijado Shamir para no dar bazas a Sadam, que pretende que la guerra se convierta en un conflicto árabe-israelí, está siendo cuestionada por algunos generales, que se muestran preocupados "por la erosión peligrosa de la fuerza de disuasión israelí a los ojos de los árabes". Hay quien piensa que las persistentes llamadas a la paciencia de los israelíes ocultan un inminente ataque por sorpresa de Israel.
Es imposible comprobar todo esto. Lo único seguro, según un experto israelí, es que si hay un ataque químico iraquí "las reglas del juego habrán cambiado. totalmente".
[El ministro de Defensa israelí Moshe Arens viaja hoy a Washington para entrevistarse con el secretario de Defensa norteamericano , quien tiene previsto informar mañana al presidente Bush de su viaje a Arabia Saudí, informa Reuter].
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