Una juez culpa a un arroyo de invadir una construcción

Los vecinos de la barriada de Matalpino, en el término municipal de El Boalo, se han encontrado con la sorpresa de haber perdido un contencioso legal que mantenían con una promotora que había comenzado a construir un edificio de 27 viviendas sobre el cauce de un arroyo. Para los vecinos, lo más curioso del asunto son los términos que la juez suplente del Juzgado número 2 de Colmenar Viejo, Esmeralda Casado Portilla, ha empleado en la sentencia. "La juez da a entender que el río ha invadido la obra, y no al contrario" afirman los vecinos.

La juez Casado, que es titular del Juzgado de Torrelavieja, ordenó hace varios meses la paralización de la obra, ya que admitió a trámite una acción sustitutoria y un interdicto presentados por los vecinos.En el texto de la sentencia se dice textualmente que "lo realmente acaecido ha sido una modificación cuasinatural del cauce de dicho arroyo debido a las obras de excavación, tendiendo de esta manera las aguas a ocupar el nuevo cauce provocado por el desnivel del terreno". "Ha habido con ello una invasión arroyo-obra nueva, y no como pretende la actora [los vecinos], una invasión obra nueva-arroyo".

Ayer Esmeralda Casado Portilla no pudo explicar los términos de esta sentencia, ya que, según comunicó un trabajador del juzgado, la juez se encontraba reunida.

El lavadero del pueblo

En el pueblo nadie se explica el contenido de la sentencia, y menos el hecho de que el arroyo se haya cambiado de lugar. Pedro Sanz Esteban, un vecino de 77 años, sostiene que el río estaba en el lugar en el que se encuentra ahora desde que él tiene uso de razón. Sanz recuerda que en donde están ahora los cimientos de la obra antes "había una charca en donde lavaban las mujeres, y nosotros veníamos aquí a verlas con una banqueta para sentarnos". "El río ha servido para regar nuestras huertas y para abastecer y dar agua a todo el pueblo", añade.Un portavoz de la Asociación de Vecinos, Rafael Burgaz Echevarria, es más drástico en sus afirmaciones. Burgaz asegura que el río lleva allí millones de años. "Mucho antes de que naciéramos y mucho antes de que se comenzara la obra", sostiene. "SI el río se ha movido hacia la obra como dice la sentencia, entonces, como ya se dice en el pueblo, es que al río le han crecido patas", añade.

Otra vecina, Dana Woodward Vidmner, apoya las palabras de Burgaz y piensa que la sentencia, que ya han recurrido los vecinos, "es una vergüenza". "Pensamos luchar y llevarlo hasta el Tribunal Supremo o donde tengamos que llevarlo para proteger la poca agua que tenemos en nuestro pueblo", dice Woodward.

Otro detalle del que se extrañan los vecinos es el que se refiere al pago de las costas del procedimiento y de los daños y perjuicios causados a la empresa constructora. En la sentencia se dice que dichas cargas recaerán sobre la parte actora (los vecinos), pues el interdicto, que mantuvo paralizada la contrucción del bloque de pisos, fue promovido por los vecinos "dolosamente" (de mala fe). También se quejan de que la juez Casado haya dictado esta sentencia sin haber realizado una inspección ocular del lugar.