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La hora del kilovatio

La reordenación del sector eléctrico coincide con una tendencia a ganar competitividad en todos los países europeos

Miguel Ángel Noceda

El estudio de Arthur Andersen, realizado junto a su firma asociada Andersen Consulting, sorprendió a propios y extraños. Un alto cargo de una de las compañías privadas no pudo ser más explícito: "estamos enfrascados en unas discusiones que tienen todos los visos de no encontrar una solución que nos ponga a todos de acuerdo y, en medio de ellas, aparece nuestro auditor y nos envía el mensaje de que nuestra situación financiera es dudosa para afrontar las inversiones futuras". Y es que los responsables de las eléctricas no esperaban que Arthur Andersen fuese a presentar un estudio sobre el sector "en estos momentos" y menos que se lo entregase a la prensa antes que a ellos con unas declaraciones, ad hoc, explosivas.La crispación no se limita a eso. Para las compañías eléctricas existen sospechas de que la firma auditora hubiese orquestado con el Ministerio de Industria una rueda de prensa con el pretexto de presentar un informe sobre el sector eléctrico en Europa justo después de que los presidentes se hubiesen entrevistado con el ministro Claudio Aranzadi y un día antes de la reunión para debatir las propuestas sobre la reordenación del sector. Esta posibilidad ha sido rotundamente negada por Industria y por Arthur Andersen.

E71 hecho real es que esta auditora y Andersen Consulting escogieron el martes 29 de enero para poner de largo el estudio European Electric Power Trends en el que se recogen las tendencias del sector eléctrico en Europa para la década de los noventa, a la que no dudaron en calificar como "revolucionaria".

Otro hecho igual de real es que el informe de Arthur Andersen hace que esta firma, tradicional auditora de las eléctricas, salga de su silencio y tome partido con un respaldo tácito a las directrices del Ministerio de Industria en la reordenación que pretende hacer en el sector y para la que ha urgido a las compañías españolas a que presenten sus propias propuestas. Las líneas básicas de esa reordenación se centran en la constitución de una sociedad gestora de los activos nucleares -punto en el que están de acuerdo las eléctricas- y en la separación del resto de activos de generación de los de distribución para agruparlos en dos o tres unidades operativas. Este es el punto de desencuentro entre las eléctricas privadas, alguna de las cuales, además de considerar que la eficiencia que busca Industria ya se consigue con la actual estructura del sector, han aprovechado para enfatizar sus deseos de finalizar con la moratoria nuclear. Cuestión que Industria, por el momento, no quiere oír ni hablar.

Un sector sin líder

El desacuerdo entre las empresas, por otra parte, ha demostrado que el sector, acostumbrado en épocas pasadas a ejercer una fuerte influencia desde el lobby de Unesa, carece de un líder natural que sepa imponer un acuerdo entre ellas y negociarlo con la Administración como ocurría entonces.Para Industria, al igual que para Arthur Andersen, la competitividad va a ser la principal fuerza impulsora, tanto desde el punto de vista intrasectorial como en la distribución, en el futuro del sector. En el primer caso, los indicios apuntan a que se producirá una fuerte competencia entre las empresas existentes y especialmente en el segmento de generación con alianzas empresariales, penetración de companías extranjeras en mercados domésticos y aumento de los intercambios de energía (España importa 2.700 millones de kilovatios hora y exporta 4.500).

En el caso español, es posible que ahora Unión Eléctrica Fenosa no encuentre impedimentos para dejar una participación a la empresa alemana RWE (primera del ránking en su país y cuarta de Europa) como le sucedió hace unos años. España ha alcanzado acuerdos para intercambiar energía con Francia. Francia vende energía base a España y España lo hace en energía punta.

El aumento de la competencia "conducirá a reducciones de costes que se traducirán en presiones sobre el tamaño de las plantillas, estrategias más agresivas de compra de combustible y una gestión más centrada en la productividad y la rentabilidad", según Arthur Andersen. El exceso de capacidad que ahora tiene Francia, por su parte, puede verse mermado a partir de 1995, según las fuentes de esta firma, a no ser que vuelva a invertir. En caso contrario, tendría que comenzar a tomar la energía que vende, lo que repercutiría directamente al mercado italiano, que depende demasiado de Francia.

La aparición de nuevos operadores, a su vez, será otra lanzadera de la competitividad. Estos nuevos operadores, que se configuran como socios independientes, serán de una gran importancia para apoyar las inversiones futuras de las empresas contando, además, con el apoyo adicional de entidades financieras. En este aspecto, Arthur Andersen ha augurado que en España las compañías tienen una dudosa capacidad financiera para afrontar esas inversiones y que necesitan el respaldo de socios independientes.

La previsión de entrada de operadores coincide con la intención de Industria de separar la distribución de la generación. Industria busca, en el fondo, eliminar las compensaciones interempresariales que se hacen en la actualidad para igualar los costes de generación (las empresas que ingresan más por verter producción más barata al sistema, caso de Hidrola e Iberduero, deben pagar lo que sobrepasan del coste estándar al resto de empresas que están por debajo).

Se prevé, para ello, que el papel de Red Eléctrica tenga una nueva función en el futuro. Una vez conseguida la reordenación según las directrices de agrupar los activos de generación no nuclear en grupos más reducidos que sean homogéneos -la misma capacidad de producción con fuentes diversificadas-, permitirá que Red pueda comprar toda la energía a un mismo precio para después vendérsela a las distribuidoras. Ello no supone que vayan a desaparecer las compensaciones por distribución ya que los costes de distribución de la energía no son iguales.

La apuesta por el gas

Los gobiernos, según Arthur Andersen, tratarán de crear un marco en el que la industria de suministro eléctrico fije sus precios en base a costes económicos, hará innovaciones tecnológicas y contribuirá a la mejora medioambiental. Por ello, serán los sistemas integrados, como el francés y el irlandés, con una sola empresa operadora, los que mas sufran las presiones.Otra fuerza impulsora de los cambios provendrá del desmantelamiento de las barreras al comercio existentes entre los países de la CE y el resto de países europeos. Según las fuentes de la firma auditora, es previsible que en los países del este se centre gran parte de la producción, además de nuevas oportunidades de crecimiento y diversificación.

Pero las diversas fuerzas impulsoras se encuentran con la dificultad de la elección del combustible, las cuales presentan problemas: el carbón nacional europeo (británico, alemán y español) es caro y muy contaminante; la energía nuclear se bate frente a la opinión pública contraria y el petróleo despierta la preocupación tradicional por la diversificación energética. Ante ello, el gas natural se ha convertido en el combustible con más atractivo por razones económicas y medioambientales. No obstante, en la actualidad el gas está poco desarrollado y resulta caro.

Ante eso, los gobiernos, entre ellos el español, están desarrollando políticas para potenciar dicha energía, en algunos casos de forma coordinada. El ejemplo más claro son las negociaciones con Argelia y Marruecos para conectar el gasoducto europeo a través de España con el Magreb. Esa conexión, que recibió un fuerte espaldarazo tras la visita de Aranzadi a Argelia en diciembre pasado, permitiría la llegada de gas natural de forma continua. La guerra del Golfo puede truncar, no obstante, las buenas expectativas y mediar de nuevo en la redacción del nuevo PEN.

Todos los cambios con que se enfrenta Europa se encuentran con obstáculos importantes como el conservadurismo tradicional del sector -no sólo español- que proviene de la permisibilidad que han tenido las empresas para actuar en régimen de monopolio, a pesar del Tratado de Roma; el nacionalismo económico, que significa una velada oposición a la entrada de entidades extranjeras en firmas nacionales; los costes y precios no trasnparentes, que ha sido normal en el sector eléctrico y que inhibirá el desarrollo de una competencia efectiva y equitativa y el aumento de la competencia para conseguir los recursos de inversión que reportarían los inversores independientes.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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