En favor del diálogo

Todos los ciudadanos y ciudadanas de este país oímos decir en el Congreso de los Diputados al presidente del Gobierno que la Cámara era la representante de la opinión y el sentir de la nación. Hasta aquí podemos estar más o menos de acuerdo, pero lo que no estamos dispuestos a aceptar es que represente el sentir del pueblo, de todo el Estado, en cuestiones como la vida o la muerte, la guerra o la paz.De cara a cualquier decisión que se tome sobre la participación española en el Golfo, queremos hacer constar que nuestra decisión definitiva y sin apelativos está al lado de la paz y de la negociación, y jamás de la guerra. Una guerra innecesaria y que nos evidencia un desprecio absoluto por la vida humana y el mundo en que vivimos. Lanzar al mundo a una uerra de tales dimensiones cuando existían otras vías más lentas, pero las únicas legítimas, es una locura de la que no queremos ser responsables ni queremos compartir.

El presidente dijo que la ONU ha "legitimado" la actuación sobre Irak, pero, como muy bien sabe, acciones legitimadas desde el poder no siempre son justas, y nada puede machacar la rebelión y revolución de los que son oprimidos y humillados. Lo que es legítimo es la justicia, señor presidente, no la fuerza de las armas. Mientras no se solu cionen los problemas de Oriente Próximo no habrá paz. Por lo que pedimos una inmediata con ferencia internacional sobre e problema palestino, y que usted y su Gobierno, asi como el de todos los países de la ONU, exijan que los países que vetaron esa solución se sienten a negociar.-y 48 firmas más,

Tengo la honra de saludarle, en la oportunidad de transcribir el texto de la comunicación oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Honduras, con respecto a la noticia que en diversos medios de comunicación se ha publicado sobre una supuesta presencia de tropas hondureñas en el golfo Pérsico.

Concretamente, en su edición del día 16 en el diario EL PAÍS se hace alusión a ello, y estamos en capacidad de señalar que las fuentes citadas, Reuter, New York Times y Herald Tribune, están por completo equivocadas.

El texto literal del comunicado de Honduras es el siguiente: "Señores embajadores: considerando que se' ha diseminado una información errónea aseverando que hay tropas hondureñas en la fuerza multinacional ubicada en el golfo Pérsico, reiteramos que esa información es falsa. Embajador Eugenlo Claramount, Dirección Informacion y Prensa, Secretaría de Relaciones Exteriores".- Ricardo Alonso. Embajada de Honduras en Madrid.

Tal como señala el artículo de Business Week de 19 de enero que recogen en su Revista de Prensa, "es absurdo pensar que

Pasa a la página siguiente

Viene de la página anterior

Sadam invadió Kuwait para liberar Cisjordania y Gaza de la ocupación israelí"(...)

A tan -aparentemente- elemental razonamiento habría que añadir que su obviedad vendrá dada por el origen occidental o árabe del receptor del mensaje. Para la mayoría de los occidentales el aserto puede ser válido, pero ¿y para un árabe? Evidente mente, no.

La inmensa mayoría de la opinión árabe, independiente mente de que el Gobierno de su país se haya alineado rotunda o tácitamente con Sadam o los aliados, la inmensa mayoría, digo, apoya a Sadam. Y no es casual este apoyo de los árabes a Sadam, quien personifica, hoy por hoy, el panarabismo: una sola identidad política y religiosa.

Claro está para nosotros, de ahí la matización inicial, que Sadam (hasta hace no mucho abanderado del laicismo árabe) es sólo un dictador megalómano, genocida de kurdos, y que persigue únicamente intereses personales. Pero no está de más recordar que nacionalismo y religión han hecho correr mucha sangre en la historia, máxime, como en este caso, cuando van de la mano.

Como, independientemente del tiempo que se tarde, sabemos quiénes van a ser los ganadores, les propongo ya a europeos y americanos que el "nuevo orden mundial", del que hablaba Bush, no quede en mera palabrería propagandística y se busquen y concreten las soluciones (ya sabemos por dónde pasan éstas) para que ningún fantoche como Sadam pueda hablar en un futuro ni en nombre de Alá ni del pueblo árabe.- Antonio J. Real. Sevilla.