Occidente teme la presión migratoria de millones de futuros parados del Este
La eventual salida hacia los países occidentales de parte de la futura masa de desempleados del bloque socialista es uno de los grandes temores y retos que los expertos han planteado en la conferencia internacional iniciada ayer en Viena sobre Inmigraciones de los Países del Este. Los técnicos vaticinan una futura presión migratoria sobre Occidente de entre dos y 30 millones de ciudadanos del antiguo bloque socialista.
La reunión de Viena, celebrada en el seno del Consejo de Europa, cuenta con la participación, además de la mayoría de los países del Este, de naciones receptoras de migración como son Estados Unidos, Canadá y Australia. La conferencia concluirá hoy con un documento conjunto con recomendaciones presumiblemente restrictivas para regular este éxodo.Un informe del Consejo de Europa realizado para esta conferencia resalta la importancia del éxodo producido en los países de la antigua órbita soviética. Así, Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumania, Checoslovaquia y la URSS han visto partir, en conjunto, desde el final de la II Guerra Mundial, 10 millones de habitantes. Esto equivale a la pérdida de un 5% de su población, porcentaje que alcanza el 23% en el caso de la antigua República Democrática de Alemania.
La reciente liberalización de estos países, con la consiguiente supresión total o parcial de las restricciones para salir al extranjero no ha hecho sino agravar el problema. Según datos del Consejo de Europa, en los próximos años las cifras de posibles inmigrantes de países del Este oscilarán entre los dos y los 30 millones. Un informe precisa los colectivos más susceptibles de desear el salto a Occidente: tres millones de personas de origen alemán residentes en diversos países del Este; millón y medio de judíos, que presumiblemente tratarán de instalarse en EE UU o Israel; 3,5 millones de armenios soviéticos, cuyo destino deseado podría ser EE UU o Francia; 600.000 ciudadanos de origen turco en Bulgaria, y 2,5 millones de gitanos.
A todo ello se suman unas sombrías perspectivas económicas en los países del Este, siempre según los informes presentados en la conferencia, que se traducirán en las siguientes cifras de aquí a 1995: un paro del 10% en la población en general de los países del Este, que en el caso de los jóvenes entre 15 y 25 años rondará el listón del 50%. Esta previsión se materializará por ejemplo, en una cifra de cinco millones de parados en Polonia y de 40 millones en la URSS.
Según un documento interno de la conferencia, "varios factores tenderán a retrasar la puesta en marcha de la libertad de emigración en la URSS. El informe presentado por la delegación española asegura que no es previsible "una salida masiva de ciudadanos soviéticos para antes de 1992 o, más probablemente, l993".
Helmut Schüller, director de Cáritas en Viena y miembro de la delegación vaticana, manifestó que la actitud de Occidente supone "un retroceso del proceso que supuso la conferencia sobre cooperación y seguridad en Europa". "Los refugiados", agregó, "son tratados como números. Cada vez será más difícil para los países encontrar soluciones humanitarias", informa Vivianne Schnitzer.
El ministro español de Interior, José Luis Corcuera, defendió en la conferencia una posición común a diversos países occidentales asistentes, según la cual el problema de la emigración del Este debe solucionarse, fundamentalmente, mediante la cooperación política y económica" con las naciones exportadoras de mano de obra. "La situación de los países occidentales no permite el desarrollo de una emigración de carácter permanente", señaló. Corcuera destacó el paradójico incremento registrado en España de solicitudes de refugio o asilo por parte de ciudadanos de países del Este tras la liberalización de sus regímenes.
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