_
_
_
_
GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Atrapados en el Peñón

Los inmigrantes marroquíes en GIbraltar se quedan sin su barco a Tánger

En Gibraltar, retarguardia cuartelera del fish and chips, les han quitado a los inmigrantes marroquíes el barco que venía de Tánger. Si antes del conflicto los 3.200 inmigrantes de Hassan II se sentían encarcelados, hoy pueden arrojar la llave al mar. "Estamos atrapados", dice Abdellah Chiki Duas, de 50 años, vicepresidente de la Asociación Marroquí de Gibraltar, y añade: "La guerra nos afecta a todos, los británicos tienen sus ratas en el desierto, y nuestro rey ha mandado al Ejército también allí, pero nosotros no somos iguales: somos sus obreros".

Estos obreros temen lo peor. Que, una vez perdido el barco, les castiguen sin empleo y sueldo. Es decir, que los manden a nado a casa. Pero confían en que su buena conducta no desate la ira del gobernador militar de la colonia. "No nos dejan pasar por España con el visado de Gibraltar, y los que necesitan volver a Marruecos, como uno que ha sido llamado por su familia, no sabe cómo ni por dónde hacerlo".En su gueto del Peñón, los marroquíes se andan con pies de plomo. "A uno se le ocurrió poner un cartel de Sadam Husein y la policía entró, lo quitó y creo que lo han expulsado", dijo Chablani, un comerciante anglo-indio de 35 años, muerto de asco en su establecimiento llamado Lámina. "Esto va demal en peor. No viene nadie. Los españoles se han dedicado a vaciar de existencias Continente, cerca de Algeciras, y el turismo británico se quedó en el Reino Unido con la calefacción puesta para ver la guerra por televisión". Los comerciantes lamentan no sólo las bajas humanas en el frente, sino también el fracaso de sus rebajas al 50% en la colonia.

Luego está el terrorismo. Ahí, el miedo es libre, y las comparaciones, a las que tan dados son los habitantes de la colonia, les consuelan: "En España no es tan buena la seguridad como aquí, donde será difícil que pase algo", dijo un taxista. Este conductor deseaba no perder el optimismo. La guerra sería corta. Para eso habían enviado al frente los mejores soldados británicos. "Churchill ya lo dijo, y tenía toda la razón", explicó este hombre. "Churchill dijo: 'Dadrne oficiales alemanes, pero soldados británicos, que así derrotaré al enemigo". Pero ahora ni siquiera había alemanes. No hacían falta. Ahora abundaba la electrónica, como en la calle Real.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_