El valor democrático
Partiendo de la base de mi posición contraria al diseño institucional de la autovía Guipúzcoa Navarra, desearía salir al paso en relación a la postura de las constructoras, en la que se niegan a iniciar las obras de la polémica autovía.Es triste reconocer que en la Europa de las libertades y de la democracia aún siga existiendo un pueblo bajo el yugo de la dictadura de las metralletas y de la intolerancia más cruel. A los ciudadanos vascos nos ha tocado convivir con el fascismo a las puertas del siglo XXI, pues muchos de los que antaño luchamos por nuestros derechos civiles no podemos tolerar que una minoría quiera imponer sus criterios sobre lo bueno y lo malo a una grandísima mayoría silenciosa, a veces poco comprometida con su futuro.
Me parecería grave para el futuro de todos nosotros el que "el mundo de ETA", a través unas veces del tiro en la nuca y otras muchas veces por medio de la manipulación más escandalosa, decida por todos nosotros.
El dichoso tema de la autovía para "el mundo de ETA" sólo es una de tantas excusas para seguir
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sustentando la incongruencia y el fanatismo de su base, convirtiendo un problema ecológico en una cuestión de legitimidad democrática.
Muchos somos los que, no compartiendo los postulados etarras, apostamos por una solución digna para el tramo guipuzcoano de la autovía Guipúzcoa-Navarra, pero sería muy grave el que la legitimación en este pleito sea ganada por la sinrazón de las armas. Hay que dar salida democrática a este contencioso, pero cerrando el camino a los que nada tienen que ver con la defensa ecológica del valle de Leizarán, mientras no desautoricen a sus generales.
Ante el miedo (muy libre, por otra parte) hay que anteponer el valor del derecho y de la democracia si no queremos estar regidos por un gobierno paralelo al legitimado por las urnas. El concepto ecológico de la vida tiene muy poco que ver con personas que llenan sus bocas de halagos al militarismo de una organización que sólo a ellos representa.
El ecologismo se fundamenta, ante todo, en la no violencia como forma de relación humana, y es por ello que muchos ecologistas que actuamos en pro del patrimonio natural de las presentes y futuras generaciones negamos cualquier legitimación ecológica a los que hoy sólo anteponen su propia supervivencia como organización a la del futuro de nuestro país en paz y en libertad.
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