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ANÁLISIS

Bolonia cambió la felicidad por la violencia

Juan Arias

La ciudad italiana de Bolonia, considerada hasta ayer como el símbolo de la convivencia feliz, una especie de isla del bienestar, del civismo, del gusto por la vida y al mismo tiempo de eficacia y de modernidad, se ha convertido de repente en el escenario de una violencia feroz que la atenaza, la conmociona, la estremece y la desconcierta. Desde septiembre a hoy, Bolonia, la joya, pero también la ciudad piloto de todas las iniciativas de vanguardia del país, ha sufrido 12 asesinatos, algo inédito en la biografía pacífica de aquella tierra de Regio Emilia, la región más rica y mejor organizada de Italia.La última matanza de tres agentes de policía que apenas si sumaban juntos 60 años de vida ha hecho pensar incluso en una operación de la alta Mafia o de duro terrorismo. Al mismo tiempo ha recordado la emboscada contra los policías de Peteano, un delito cuya investigación sirvió al juez Felice Casson, de Venecia, para descubrir la institución Gladio, o bien el conflicto a fuego durante el secuestro de Aldo Moro.

Por ahora los investigadores no han conseguido descubrir nada al respecto mientras que las reivindicaciones del delito se van multiplicando, tanto a la derecha como a la izquierda.

Lo más lógico es pensar en una operación de los traficantes de droga, ya que días antes de la matanza de los tres policías, otros agentes del mismo cuerpo de Bolonia habían desarticulado un eje de droga Milán-Bolonia y uno de los traficantes murió en la operación.

El mismo jefe del Estado, Francesco Cossiga, que hoy presidirá en Bolonla los funerales de oficiales de las tres jóvenes víctimas, ha viajado desde Roma junto con Domenico Sica, el alto comisario de la Mafia, como dando a entender que podría tratarse de una "venganza mafiosa".

Pero por el momento todas las pistas siguen abiertas y lo que más impresiona es que de repente la feliz y serena Bolonia, un mito de ciudad a medida del hombre, la primera comunidad italiana que ha resuelto con eficacia hasta el problema del tráfico gracias al urbanista alemán Bernhard Winkler, ha entrado en una profunda crisis de identidad.

Una nueva encrucijada

Es como si, de golpe, hubiera perdido su virginidad para convertirse en una metrópoli como tantas otras, violenta, incapaz de resolver el problema de los emigrantes de color, invadida por los vendedores de droga, nueva encrucijada de las mafias del sur. De ahí que sociólogos, políticos, hombres de Iglesia y hasta psicoanalistas estén analizando el nuevo y triste fenómeno.Las hipótesis son diversas y numerosas. Desde la del catedrático de Sociología de Padua Sabino Acquaviva, que lo achaca a la crisis del partido comunista, que era como la coraza que defendía a Bolonia desde siempre de todos los males con un Gobierno fuerte e inteligente, de gran participación popular, a la de Luciano Violante, ex magistrado comunista, quien piensa en una gran conspiración para acabar con Bolonia como mito de ciudad feliz forjada por el Partido Comunista Italiano (PCI), y para distraer la atención nacional del escándalo Gladio, que está sacudiendo con fuerza a las instituciones.

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