Un informe de Tráfico contradice las palabras de Sáenz Cosculluela sobre las causas de los accidentes

Sólo un 4% de los conductores implicados en accidentes con víctimas en 1989 sobrepasaba el límite de velocidad, mientras que un 13% circulaba más rápido de lo adecuado para la vía. Estos datos proceden del último informe de accidentes en carretera y ciudad confeccionado por Tráfico, que también señala que sólo un 2% de los conductores siniestrados estaba bajo los efectos del alcohol. Los datos contradicen las recientes declaraciones del ministro de Obras Públicas, Javier Sáenz Cosculluela, que culpaban a los conductores ebrios o demasiado veloces de la mayor parte de los accidentes.

Las 69 personas que murieron en accidentes en Nochevieja y Año Nuevo, según los datos facilitados ayer, pusieron un trágico final a 1990, año caracterizado en sus últimos dos meses por un recrudecimiento de la peligrosidad que se saldó con 5.935 muertos en las carreteras.Según la información facilitada por Tráfico en los últimos días, la cifra de fallecidos en las carreteras en 1989 ascendió a 6.095. No obstante, y sin explicación aparente, el Boletín Informativo de Accidentes de 1989, último estudio comparativo elaborado por esa dirección general, rebaja este número a 5.940 muertos, en 51.570 accidentes en carretera (a los que habría que sumar otros 58.234 accidentes en vías urbanas que causaron 1.248 muertos, según el informe).

Este texto indica que el 820/o de los conductores accidentados circulaba sin rebasar la limitación de velocidad, mientras que un 13% conducía demasiado rápido para las condiciones de la calzada, sin cometer infracción. Sólo un 4% sobrepasaba el límite. En cuanto a las circunstancias psicofísicas de los conductores implicados, el estudio señala que el 1,18% parecía estar bajo los efectos del alcohol, aunque no les fue practicada ninguna prueba; y un 0,82% dio positivo en el examen de alcoholemia.

Destaca también el aumento de un 70% en el número de muertos en carreteras comarcales respecto a 1988, mientras que los fallecidos en carreteras nacionales aumentaron en un 13,36%. Un 98,18% de los vehículos accidentados no tenía ningún defecto mecánico, y más de un 75% de los siniestros ocurrió en condiciones óptimas tanto de luminosidad como meteorológicas.

Estos datos contradicen las declaraciones del ministro de Obras Públicas, Javier Sáenz Cosculluela, que el pasado 29 de diciembre dijo en Calatayud (Zaragoza) que los accidentes se producen fundamentalmente por exceso de velocidad e ingestión de bebidas alcohólicas por los automovilistas. "Estadísticamente está demostrado que sólo un tercio de los usuarios respeta el límite de velocidad establecido", afirmó.

Los distintos partidos han coincidido en pedir al ministro que rectifique sus declaraciones. "Estas cifras demuestran que el problema de la inseguridad vial se debe a las deficiencias viarias y a la insuficiente señalización, vigilancia e información que sufren los automovilistas españoles", dijo Carlos Camero, de IU.

"Sólo los gobiernos totalitarios echan la culpa al conductor", señaló Rafael Martínez Campillo, diputado del CDS.

Teófila Martínez, portavoz del PP en la Comisión de Seguridad Vial del Congreso, se remitió a la proposición no de ley presentada por su grupo "para superar la mala señalización y trazado de muchas carreteras". Por su parte, el PSOE no quiso evaluar los datos de Tráfico. "No existe ningún estudio fiable sobre seguridad vial en España y los índices de siniestralidad están a nivel europeo", dijo una portavoz socialista.