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Más del 35% de las águilas imperiales ibéricas han muerto en los últimos seis meses

Más del 35% de las águilas imperiales españolas han muerto en los últimos seis meses. Los cepos ilegales y los tendidos eléctricos han sido las dos principales causas de ello. La voz de alarma ante la desaparición de esta especie, declarada en peligro de extinción a escala mundial, y cuyas últimas 130 parejas se concentran en España, ha sido dada por los técnicos encargados del Plan de Recuperación del Águila Imperial Ibérica, reunidos el pasado día 20 en el parque natural de Cabañeros (Ciudad Real).

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Sólo cinco comunidades autónomas cuentan en la actualidad con ejemplares de águila imperial: Madrid (con 22 parejas), Extremadura (31), Castilla y León (16), Castilla-La Mancha (30) y Andalucía (27). Desde hace poco más de un año, una fracción importante de las águilas imperiales supervivientes en España está siendo objeto de un programa de seguimiento radiotelemétrico, lo que está permitiendo determinar las causas y puntos negros de mortalidad. Por el momento han sido marcadas 16 jóvenes águilas imperiales."En estos momentos, el hecho de disparar o capturar furtivamente un águila imperial ha pasado a ser una actividad definitivamente arriesgada", afirma el biólogo Luis Mariano González, coordinador naciónal del plan de recuperación desde el Icona. "Los emisores que se instalan son cada vez más reducidos y potentes, resultan prácticamente indestructibles y permiten, cada vez mejor, seguir la pista y reconstruir la circunstancia de las fechorías".

Radiotransmisores

En este sentido, el caso más espectacular ha sido el ocurrido el pasado 8 de noviembre en la finca Navas de la Condesa, en la Sierra Morena de Ciudad Real, cuando dos agentes forestales, encargados de seguir a la joven águila imperial Tafrina, de siete meses de edad (cuyo radiotransmisor le había sido instalado en su nido original en Peguerinos, Ávila), comprobaron que la señal recibida indicaba que había sido probablemente muerta en el interior del citado latifundio cinegético. Dicha finca está administrada por la sociedad Retamoso.

Tafrina, que había caído en un cepo ilegal, fue quemada por los guardas de la finca y su pequeño equipo emisor le fue intervenido al capataz de la finca, Emiliano Escudero, por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona).

Los hechos fueron denunciados posteriormente en el juzgado de Valdepeñas, lo que ha motivado también un expediente sancionador por parte del Gobierno regional, que puede suponer una multa de entre 10 y 50 millones de pesetas a la propiedad de la finca.

La Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA), que se personará, por su parte, como denunciante, prepara un informe sobre estos hechos ante la Comisión de Comunidades Europeas. La CODA ha solicitado al Gobierno castellano-manchego el cierre del coto de caza en la finca donde fue muerto dicho animal protegido.

El 1 de noviembre, otro ejemplar marcado en Segovia, Chamosa, fue muerto por un cazador en la localidad sevillana de Estepa, y otros dos ejemplares cayeron electrocutados en el polémico tendido que mantiene Iberduero entre el embalse de Picadas y Aldea del Fresno, en Madrid.

Epidemia de los conejos

En 1988 el principal punto negro en cuanto a muertes de águilas imperiales fue la finca Perales de Milla, propiedad de la familia Urquijo, en Chapinería (Madrid), según coinciden fuentes del Icona y de la Agencia madrileña de Medio Ambiente.

El último caso de águila abatida ilegalmente ha sido detectado en la finca Las Rentillas, en Quijorna (Madrid), que recibió cuatro disparos del calibre 12, uno de ellos en el ojo. Malherida, actualmente se encuentra en el centro de recuperación del GREFA, en la Casa de Campo madrileña.

En la reunión de Cabañeros se ha constatado asimismo un gravísimo descenso en la tasa de reproductividad de las águilas imperiales, estimado entre un 60% y un 80%. La causa sería la epidemia de neumonía víriva (NVH) que viene diezmando desde 1988 la población ibérica de conejos.

Según Miguel Aymerich, biólogo del Icona, "no hay que olvidar que el conejo constituye el 80% de la dieta alimenticia del águila imperial, una especie que vive por, para y del conejo". Según los últimos estudios científicos, "tan sólo un 20% de cada población de conejos está sobreviviendo a la enfermedad, tras conseguir alcanzar un nivel de inmunidad transmisible hereditariamente a su descendencia".

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