Insobornable
Mercedes Ferrer es una cantautora eléctrica que se mueve a trompicones en un mundo musical vacío. Las mujeres que están en la primera línea del pop-rock nacional, como Marta Sánchez, Olvido Alaska o Vicky Larraz, no le llegan a la altura de la suela de los zapatos; vocalmente, Luz Casal aguantaría la comparación, pero sus canciones son inferiores.Mercedes Ferrer, pese a su reconocida validez como compositora y cantante, se está convirtiendo en una eterna perdedora. Carece de banda fija, un detalle importante cuando se busca un sonido propio, y sus canciones cada vez se alejan más de las exigencias de un mercado musical que idolatra la mediocridad y el estribillo. Las canciones arriesgadas, diferentes, no venden.
Mercedes Ferrer
Mercedes Ferrer (voz, guitarra), Carlos Yebra (batería), Paco Bastante (bajo, coros) y Ricardo Rauet (teclados, coros). Madrid, sala Ya'sta. Jueves 27. Precio de entrada: 700 pesetas. Asistencia: 300 personas.
"No me quieras poner a tus pies. / Tengo todas la calles/ para echar a correr", canta en uno de sus mejores temas. Se resiste con firmeza a entrar en la mecánica pop, o tal vez ya no tiene capacidad para hacerlo, y sobrevive artísticamente gracias a un pequeño número de fieles seguidores. En la sala Ya'sta se reunieron todos, dispuestos a saborear un concierto que resultó difícil, áspero, en ocasiones intenso y, Finalmente, demasiado largo.
Mercedes Ferrer parece tan buena actriz como cantante. Acompaña todos sus temas con un ajustadísimo repertorio de gestos y contorsiones. Transmite fuerza y vive su música con pasión. Vocalmente parece capaz de cualquier cosa, pero como guitarrista sufre importantes limitaciones; la soledad es su principal enemigo. Los teclados siempre son una garantía, pero una segunda guitarra se adaptaría mucho mejor al tipo de sonido que busca la autora de El golpeador. El resto de la banda cumplió con fría profesionalidad, y disfrutó de un sonido aceptable desde el primero al último tema.
Durante casi 90 minutos Mercedes Ferrer realizó un recorrido por sus dos únicos discos, Entre mi sombra y yo y Tengo todas las calles. Confirmó su condición de incansable luchadora. Es una artista insobornable capaz de esperar eternamente su oportunidad.
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