Ministros del Gobierno se quejan de que trabajan sin perspectiva de futuro"
Los ministros realizan su gestión "sin perspectiva de futuro", embargados por la sensación de "provisionalidad", según confiesan distintos ministros a modo de resumen de fin de año. Este reconocimiento aseguran que no influye en la gestión diaria, dado que el volumen de trabajo es alto. Otra característica que apuntan es la "falta de solidaridad gubernamental", toda vez que se aprovechan los "deslices" de unos y otros para resaltar las diferencias. Los trazos al estado del Gobierno los terminan preguntándose cómo el presidente, Felipe González, no provoca cambios sabiendo que su decisión no será discutida.
Los ministros consultados afirman que el desánimo es sobre todo patente desde el mes de septiembre, una vez que transcurrido el verano el presidente del Gobierno no había tomado una decisión sobre los cambios en su Gabinete. Los titulares de carteras desafectos al vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, sitúan la salida del vicepresidente en el terreno de la utopía por lo que sólo esperan despejar la incógnita de si van a seguir o no en el Gabinete para ponerse en la tesitura de que tienen tres años por delante. Los ministros afectos a Guerra defienden la permanencia de éste, aunque por primera vez se muestran tan contundentes corno los primeros en manifestar su deseo de que haya crisis de Gobierno y dar fin a la sensación de provisionalidad que sienten.Un ministro de los más antiguos hace el siguiente diagnóstico de la situación en el terreno personal: "Hasta diciembre del pasado año había un colectivo de comparieros que además de ser miembros de un Gobierno tenían una relación amistosa muy agradable. Desde enero, las relaciones han pasado a ser simplemente correctas, nadie hace el vacío a nadie, pero ya no hay amigos sino colegas, que bien mirado puede considerarse muy europeo".
En el ámbito de lo político otro ministro, que no duda en proclamar su apoyo a Guerra, hace el siguiente dibujo: "El volumen de trabajo sigue siendo muy alto, y como ejemplo están los índices de las reuniones de los Consejos de Ministros. Gestión, sí, pero sin perspectiva de futuro; no hay decisiones más allá del corto plazo, nadie hace diseño a unos meses vista, lo que es grave teniendo en cuenta que se está al principio de la legislatura".
Este ministro afirma que no hay un solo miembro del Gabinete que no tenga sensación de "provisionalidad". Este estado es corroborado por otros compañeros de Gabinete que lo extienden a sus colaboradores.
Salidas a la crisis
A los ministros que se les ha preguntado su opinión sobre la salida de esta situación afirman que en primer lugar el presidente debe cambiair a este Gobierno. De las palabras de éstos no se deduce que ninguno quiera abandonar el Gabinete, sino saber de una vez si van a continuar para hacerse su propia composición de lugar a tres años vista en el mejor de los casos. A continuación consideran que la salida menos traumática sería la de la continuidad tanto del vicepresidente como del ministro de Economía, Carlos Solchaga. No obstante, se preguntan con muchas dudas si esa opción es, ya posible, al estimar que el grado de incompatibilidad que se han declarado uno y otro es muy alto.La sospecha de que la situación es casi irreversible la basan en que "se ha llegado muy lejos en el aprovechamiento que cada cual hace de los deslices del contrario, en una clara muestra de que está resquebrajada la necesaria solidaridad gubernamental".
El ministro que hace este análisis inmediatamente precisa que la discrepancia se aprecia en cuestiones que no afectan "al núcleo del proyecto", ponen el ejemplo del cierre de filas del Grupo Socialista los pasados días en el Congreso en torno a Solchaga cuando el Grupo Popular pidió su reprobación. El guerrista Justo Zambrana defendió incluso con ardor la "cohesión" de los socialistas en torno a "unas ideas, un programa y un líder" y achacó a los populares cierta envidia ante el panorama que presentaban sus adversarios. Como prueba de que la cohesión en lo fundamental es absoluta, proclaman que el partido y el grupo han apoyado y han aprobado la política económica de Carlos Solchaga.
Línea económica
Un ministro con relaciones "normales" tanto con Guerra como con Solchaga afirmaba que éste último no podía quejarse de "interferencias" en su gestión y se preguntó si alguien dudaba respecto a que la línea económica de este Gobierno la marca Carlos Solchaga. No obstante, este ministro reconoce haber comprobado la irritación del titular de Economía en cuestiones un tanto menores. "¿Qué se le haya matizado un artículo en una ley? Eso le ocurre a todos los ministros. ¿Qué en el Grupo parlamentario Socialista se le introduzca una enmienda con 5.000 millones? Tampoco es para tanto, ya que suelen ser minucias en medio de varios billones y ocurre una vez año año".Ahora bien, el aprovechamiento de los "deslices" es desmesurado, a juicio de estos interlocutores. Así, en el caso de la retirada de la revisión del catastro, Alfonso Guerra no dudó en afirmar que "algunos" no tenían en cuenta los procesos electorales, es decir, las elecciones del próximo mes de mayo. Por su parte, Guerra no invitó a mediados de este mes a Solchaga al debate entre teóricos del socialismo que se celebró en Sevilla con el epígrafe Socialismo y economía. Solchaga, desde la distancia fisica (estaba en Roma) e intelectual, descalificó la "reflexión" de Guerra sobre la contención de beneficios.
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