La libertad de informar
, "La impresión que de nosotros se tiene fuera de Estados Unidos es que somos un país en el que, dada la abundancia y variedad de medios de comunicación, podemos escoger entre infinidad de fuentes de información. Y no es así; al contrario. Todas estas supuestas ofertas provienen de una misma voz: la del establishment. Así, cuantas más ofertas, más puertas se le abren al poder para manipular todo aquello que consumirán las masas, sea en el campo social, político o comercial". Quien esto dice, la productora de documentales Branda Miller, forma parte de una clase que está irrumpiendo en el espectro social de EE UU: los desmitificadores de los mass media.
"La reestructuración de nuestra sociedad tiene forzosamente que pasar por un cambio de la utilización de los medios informativos, factor que se encuentra en la base de la formación del pensamiento de nuestro país", dice Miller. Las ideas de Miller son compartidas por un creciente número de jóvenes profesionales del campo de la comunicación que han visto las predicciones de McLuhan, en los sesenta -un mundo en donde los pueblos, gracias a una información abierta y accesible a todos, se en tenderían y adquirirían una conciencia cósmica, evaporarse ante una realidad bien distinta.
Sin llegar a creer sin más lo que dijo Lyndon Johnson duran te su presidencia -que los reporteros eran marionetas, sí parecen estar de acuerdo hoy día los profesionales de los medios de comunicación con lo que dijo el analista Walter Karp (publicado en Harperls Bazaar): "Muy Pocas noticias son el resultado de la investigación personal de los periodistas. Una abrumadora mayoría de lo que se lee en política -cuatro de cada cinco artículos-, está basada en la información proveniente de las fuentes oficiales: miembros del Congre so y consejeros presidenciales". Aunque, por un lado, la glásnost (transparencia), los recientes acontecimientos de Europa del Este y las exigencias de apertura en China responden a la imagen de libertad y dignidad prevista por McLuhan, por otro * es difícil ignorar que las ideas dé la mayoría están controladas por cinco o seis corporaciones multinacionales que poseen verdaderos imperios informativos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.