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El jefe del KGB acusa a Occidente de sabotaje

El presidente del Comité de Seguridad del Estado soviético (KGB), VIadimir Kriuchkov, acusó ayer a los servicios secretos occidentales, entre ellos la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), de haber incrementado sus actividades contra la URSS, y a los socios económicos extranjeros de sabotaje económico.

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En un durísimo discurso, en el que prácticamente no se pronunció ni una sola palabra favorable a Occidente, Kriuchkov pasó revista a las "fuentes de peligro" exteriores e interiores que, a su juicio, desempeñan "un papel destructivo" y amenazan el desarrollo soviético.El tono de Kriuchkov contrastaba con las concepciones expuestas por el ministro de Exteriores, Edvard Shevardnadze, en un discurso que no llegó a pronunciar el jueves, cuando presentó su dimisión. Este informe sobre la política exterior soviética fue repartido ayer entre los miembros del Congreso de los Diputados Populares y puede contemplarse como un testamento político del ministro en el caso de que, como parece probable, se mantenga firme en su renuncia. El jefe del Gobierno, Nikolái Rizhkov, declaró ayer en un descanso del Congreso que no piensa dimitir y que, cuando un hombre decide abandonar la arena política, debe hacerlo "de manera ponderada y sin caer en la histeria

Kriuchkov defendió el principio de la unidad del Estado soviético y criticó los intentos de resolver la cuestión de la propiedad "por encima de los intereses de los trabajadores". El jefe del KGB dijo que el espionaje occidental ha incrementando sus labores de recogida de datos sobre el sistema político de la URSS, su Defensa, su potencial técnico-científico y sus reservas estratégicas.

La CIA sigue usando la emisora Radio Libertad en su acciones desestabilizadoras que, según Kriuchkov, se llevan a cabo también desde el territorio de Alemania. Los servicios de espionaje norteamericanos, dijo, han formado un departamento especial para recoger información sobre el movimiento obrero en la URSS con el fin de influir sobre él. Kriuchkov lanzó una velada acusación a los dirigentes del distrito Octubre de Moscú por permitir la actuación en su territorio de la editorial Posev que, a su juicio, se dedica a publicar propaganda antisocialista. El distrito de Octubre de Moscú constituye una especie de centro experimental de los liberales dirigido por el diputado radical Iliá Zaslavski.

Espías y emigrantes

El espionaje occidental trabaja intensamente con la emigración de la URSS, y tienen incluso un programa para contribuir a la fuga de cerebros desde este país, dijo Kriuchkov. Sin embargo, las principales fuentes de inestabilidad están en el interior de la URSS, señaló el presidente del KGB, refiriéndose a los movimientos nacionalistas.

Más de veinte grupos nacionalistas tienen destacamentos militares en sus filas, afirmó Kriuchkov, quien nombró distintos movimientos en Ucrania, Estonia, Letonia, Georgia y Armenia.

En el país hay 26.000 hombres en armas, pero "el KGB no es un observador al margen", advirtió el jefe de esta organización. Según él, si las cosas continúan como ahora "no se podrán evitar conmociones sociopolíticas de consecuencias mucho más serias y graves". La gente teme que si se toman medidas decisivas se derramará sangre, dijo Kriuchkov, quién preguntó retóricamente: "¿Acaso la sangre no se derrama ya?".

Kriuchkov se refirió también al sabotaje económico. En el sistema de exportación de petróleo se ha registrado una injustificada pérdida de divisas, señaló, y pidió una reforma monetaria, alegando que en los bancos suizos hay 12.000 millones de rublos que pueden ser lanzados al mercado y desestabilizarlo.

Algunos socios extranjeros han enviado cereales con más radiactividad de la permitida, según Kriuchkov, quien añadió que un 40% del trigo importado está en mal estado, la maquinaria importada a veces es vieja e incompleta, y muchos equipos son ecológicamente dañinos.

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