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Un centenar de abogados asume la defensa del líder de la revuelta marroquí

Mohamed Titna Alaoui, de 38 años de edad, secretario general de la Unión General de Trabajadores Marroquí (UGTM) de la provincia de Fez, fue conducido ayer ante el Tribunal de Primera Instancia de esta ciudad para ser juzgado por los supuestos delitos de difusión de falsas noticias y alteración del orden público. Éste es el primer juicio en Marruecos contra un dirigente sindical detenido como consecuencia de la huelga general y los incidentes del 14 de diciembre. Cerca de un centenar de abogados, venidos de todo Marruecos, se reunieron ayer ante ese Tribunal de Fez para defender conjuntamente al líder de la UGTM.

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Del torno a la cárcel

Mohamed Alaoui, puede ser condenado hasta a cinco años de prisión. Ayer también, en Rabat, se juzgó a 34 jóvenes detenidos el pasado sábado cuando se manifestaban en el barrio de Yacoub el Mansour.La defensa del dirigente obrero la asumieron la centena de abogados en nombre propio o en el de las diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos que existen en el reino -la Liga, la Asociación y la Organización de los Derechos Humanos-, así como en representación de la organización regional de los abogados del norte.

Formaban una masa compacta, vestidos con sus togas, colocados de manera desordenada, en pie, rodeando al acusado. Alaoul, pequeño, enfundado en un abrigo gris, no dejó un solo instante de sonreír. En un descanso, se volvió al público, esbozó de nuevo una sonrisa y alzó dos dedos haciendo el signo de la victoria. Frente a ellos, el magistrado Hamid el Ouali, sentado en un sillón de molduras pacientemente trabajadas. Por encima del magistrado, un retrato del rey Hassan II. Y sobre todos ellos, unos versículos del Corán, enmarcados sencillamente: "Vosotros los creyentes, sed justos y rectos, testigos auténticos para vosotros mismos como para vuestros familiares próximos".

Detrás, en la sala, mezclados entre periodistas de la Prensa local e internacional, funcionarios del Ministerio del Interior, numerosos militantes de la UGTM, del partido nacionalista de I'Istiklal, de la Confederación Democrática de los Trabajadores, así como de destaca dos líderes políticos venidos desde Rabat y Casablanca. Separados de los hombres, en unos bancos aparte, las mujeres. En primera línea, una joven de cabello castaño con un niño de menos de un año dormitando en sus brazos. Es la esposa de Alaoui.Éste es el marco en el que se inició el juicio contra el dirigente sindical, al que se le imputan dos cargos. El primero, difusión de falsas noticias con objeto de perturbar el orden público, al haber informado a la agencia de noticias Reuter de la supuesta existencia de 20 o 30 muertos en Fez como consecuencia de la represión policial desatada durante los disturbios del pasado día 14. En segundo lugar se le acusa de provocación directa o indirecta para la alteración del orden público. El primer delito está condenado por una ley de 1928, el segundo por una disposición de la época colonial, aún en vigor.Petición de nulidad

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Antes de iniciarse la celebración de la vista, los abogados defensores pidieron la anulación de la causa, basándose en errores e infracciones de procedimiento, entre los que destacan las supuestas irregularidades cometidas en su detención. En el transcurso de este debate los abogados en la sala pudieron conocer que la principal prueba de la culpabilidad de Alaoui es una supuesta conversación telefónica con un periodista de la agencia Reuter, que al parecer algún funcionario escuchó ilegalmente y cuya transcripción o copia no consta en el sumario.

A pesar de la supuesta fragilidad de la prueba y de la rotunda declaración del líder sindical negando haber mantenido conversación alguna con el periodista de la Reuter, ninguno de los abogados confía en una sentencia absolutoria. Comentaban algunos letrados, en los pasillos, en un momento de descanso de la vista, que existe por parte de la Administración un deseo claro de hacer recaer el peso de la justicia sobre dirigentes y militantes del Istiqlal. Sólo así explican el hecho de que no se haya detenido a ninguno de los dirigentes o militantes de la Confederación Democrática de los Trabajadores, el otro convocante de la huelga general.

Las razones de esta represión particular de que ha sido objeto el Istiqlal hay que buscarlas, en opinión de los dirigentes nacionalistas, en una borrascosa reunión que mantuvieron los máximos dirigentes del partido de la oposición en el domicilio par ticular del Ministerio de Información e Interior, Driss Basri, en vísperas de la huelga general. Aseguran que el ministro preten dió romper el frente unitario de la huelga, y ante la negativa de los istiqlalíes de quebrar este acuerdo profirió duras amenazas contra ellos.

Ala,oui volvió ayer tarde a su celda de la prisión de Ain Kadouss, la antigua cárcel de los franceses en Fez. El furgón policial recorrió las calles de la ciudad, custodiado por dos jeeps del Ejército, en un trayecto sin futuro. Esta misma sala, que ayer dejó vacía Alaoui, será ocupada hoy por más de medio centenar de manifestantes detenidos también en la ciudad en el transcurso de las algaradas. Otros 50 se sentarán en los banquillos de los acusados del Palacio de Justicia, para hacer frente a penas mucho más graves. En Tánger y Rabat también se celebrarán juicios. Pero Fez se ha convertido en un símbolo.

[Entre tanto, el diario Al Bayan aseguraba ayer que dos jóvenes de las juventudes comunistas desaparecieron el pasado viernes en Fez, y que se desconoce aún su paradero, informa la agencia Efe. Por otra parte, el Parlamento debatió los incidentes ocurridos durante la huelga general.]

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