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Instalada en Madrid la Carpa de la Ciencia

Elsa Fernández-Santos

La Carpa de la Ciencia no es la carpa de un circo de trapecistas y fieras. Es la carpa que alberga un resumen itinerante del Museo de la Ciencia de Barcelona, con el principal objetivo de convertir la ciencia en un espectáculo para todos los públicos. Hoy comienza su paso por Madrid, instalada en el aparcamiento del templo de Debod, donde permanecerá hasta el día 6 de enero. Luego irá a Santander, hasta finalizar su viaje por España en Valencia el año que viene. La carpa tiene capacidad para 250 personas. Dentro ofrece la oportunidad de ver las propiedades de las ondas sonoras, de introducirse en el mundo de la luz, ver un módulo del péndulo de Foucault, observar transformaciones energéticas o jugar con las percepciones. Esta carpa "recoge la esencia del Museo de la Ciencia de Barcelona", según sus organizadores. La carpa pertenece, como el centro barcelonés, a la Fundación Caja de Pensiones.Pasa a la página 4

Los organizadores esperan que 70.000 personas visiten la carpa

Viene de la página 1Jorge Waggensberg, asesor científico del Museo de la Ciencia, apunta: "El estímulo es el protagonista dentro de la oferta que se hace aquí, donde hay una concentración de emociones, y emociones aseguradas", y añade: "La labor de la carpa es importante porque colabora a que la gente sepa que en Barcelona hay un Museo de la Ciencia, que hay que, ver cuando se visita la ciudad". Museo que, según Juan José Cuesta, director de la Caja de Pensiones, "se ha aprendido poco a poco a usar".

La carpa se abrirá de diez de la mañana a cinco de la tarde para colegios, que tendrán que pagar 6.000 pesetas por grupo. De cinco a ocho de la tarde podrá visitarla todo tipo de público, previo pago de 400 pesetas para los adultos y 200 los niños. Los organizadores esperan la visita de unas 70.000 personas.

Desde que se entra y hasta que se sale, las sensaciones son continuas. Si no se tocan los botones, las palancas y tubos no sirve de nada la visita. Es un museo para tocar. Se pueden tocar 56 experimentos, corno la electricidad en un taller de electrostática que literalmente pone los pelos de punta al que lo toca. Y se puede ver el péndulo que en 1851 creó el físico Foucault para demostrar la rotación de la Tierra.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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