El excelente coro Príncipe de Asturias
El primer Mesías de las navidades madrileñas ha sido español y contó con la presencia de la reina, la princesa Irene y la infanta Cristina. Lo ha patrocinado la Fundación Albéniz y lo interpretaron el coro de la Fundación Príncipe de Asturias y cuatro solistas en unión de la Sinfónica de Madrid, dirigida por Gaetano Delogu (Messina, 1934), un Premio Mitropoulos cuya carrera se desarrolla en América principalmente.Todo fue bien en general, pues la soprano Thea van der Putten posee bella voz y refinado estilo, aunque no dominó del todo la región aguda; la contralto dio verdaderas lecciones de bien cantar oratorio, además de conmover por la misma calidad de su timbre. Se llama Rachel Ann Morgan y, muy joven todavía, trocó el arpa por la lírica, lo mismo que cambió el País de Gales por los Países Bajos. De Manuel Cid, incansable, siempre hay que decir cosas buenas: la mejor de todas, que es un excelente músico. Por indisposición del bajo Ookerkamp se hizo cargo de su parte el español José Antonio Carril, quien la defendió con entera normalidad. Esto fue, quizá, lo más interesante del Mesías que comentamos, incluyendo el trabajo de la Sinfónica: un tono y una manera ausentes de excepcionalidad, con lo que se ha añadido a la historia del célebre oratorio en España un nuevo capítulo, pleno de vida y de frescura.
Concierto extraordinario de la Fundación Albéniz
Coro Príncipe de Asturias. Director: García Miranda. Orquesta Sinfónica de Madrid. Solistas: Van der Putten, A. Morgan, M. Cid y J. A. Carril. Director: G. Delogu. El Mesías, de Haendel. Auditorio Nacional. Madrid. 17 de diciembre.
Algo excepcional hubo, sin embargo: la versión del coro de la Fundación Príncipe de Asturias, cuya vida comenzó hace siete años y que ahora orienta y dirige José Esteban García Miranda, formado en Oviedo con el profesor Ángel Embil y fuera de la capital asturiana con Lazslo Heltay, Samuel Rubio y Sabas Calvillo. Una sesentena de voces bien concertadas, cohesionadas en la afinación y en la densidad, educadas en el más importante sentido del término, hicieron el Mesías con la misma aparente facilidad con que podían cantar un tema popular. Conseguir esto significa mucho trabajo previo y un entusiasmo sin el cual no hay coro posible. El de la Fundación Príncipe de Asturias se incorpora a nuestras mejores formaciones vocales y bien se lo hizo saber el público, otorgándole los más largos aplausos de la jornada.
