Tranquilos
El presidente del Gobierno ha dicho que pasaremos unas navidades tranquilas. Eso es lo que quiere todo el mundo: pasar unas navidaz des tranquilas, mejor que alborotadas. Es tan complicado vivir la vid que tener tranquilidad se ha convertido en una de las máximas aspiraciones del ser humano, y pocas fechas son tan propicias para disfrutarlas como la Navidad.Tendremos unas navidades tranquilas, dice el presidente del Gobierno. Pero no será porque haya un subida de pensiones para el abuelo que se note; ni porque bajen los precios del cordero, del pavo, del besugo, de los langostinos y del turrón; ni porque -bajados o no- los vendan limpios de aditivos, conservantes, colorantes y disimulantes; ni porque el ciudadano pueda ir de compras sin que se las afane un granuja a punta de navaja; ni porque den tregua navideña los bordes pelmas que nunca han de faltar en toda familia y son capaces de amargar la fiesta, y la existencia, al lucero del alba; ni porque vayan a atar los perros con longaniza. Será -dice el presidente- porque hasta después de las navidades no piensa cambiar el Gobierno.
El concepto que tiene el presidente de la tranquilidad y de lo que le importan a la ciudadanía el Gobierno y él mismo es muy peculiar y enternecedor. Porque quizá no lo crea, pero los ciudadanos se van a quedar tan tranquilos y tocarán la zambomba, cantarán lo de los peces en el río y brindarán con champaña o lo que se tercie durante la Navidad, allá penas si cambia o no cambia el Gobierno. Y además ha dejado sumidos en la intranquilidad y el sufrimiento a los 844.992 políticos que se mueren por ser ministros y, de tanto esperar, les han salido canas o se están quedando calvos. De momento, al oír de boca del propio presidente que se retrasa la crisis de gobierno, los 844.992 ministrables, angelicos míos, la han cogido de anís. Lo cual es terrible.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Discurso a la nación: Trump exagera sus logros económicos y se olvida de Venezuela
Vicky Colbert, socióloga: “Si los niños son diferentes, la escuela tiene que adaptarse a ellos, y no al revés”
Arranca el Plan Veo: cómo se puede pedir esta ayuda para que las gafas de los niños sean gratis
Claves de una cumbre que decide el futuro de Ucrania y Europa: ¿por qué es tan importante?
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”




























































