Los dos ejércitos
Los militares carapintada, a lo largo de las 18 horas que duró su rebelión, trataron de mostrar que su acción no era un golpe de Estado, sino que se trataba de una cuestión interna dentro del Ejército.La reducción a una especie de cuestión sindical del conflicto no es del todo descabellada, aunque, con armas de por medio, el enfrentamiento adquiere otra cualidad. Los carapintada querían reducir su actuación a un conflicto en el que sólo estaba en juego un cambio de mando en la cúpula militar, como si se tratase del descontento del personal con el director de una empresa pública cualquiera. Los muertos, incluidos civiles que no eran de aquella guerra, demuestran de forma palpable que la cuestión era allo más que un simple conflicto interno del Ejército.
No cabe duda de la existencia. de dos ejércitos en Argentiria, que se pueden definir, con una fórmula un poco simplificadora, como nacionalistas y liberales. Frente a un mando liberal, fiel al Gobierno y su política, crecía el malestar de los cuadros intermedios y de los llamados la perrada. Este sector, que podría clasificarse bajo el epígrafe de nacionalista, encontró en el coronel Mohamed Alí Seineldín la figura catalizadora, el hombre capaz de convertirse en alternativa frente al mando liberal. No faltó en el texto de los carapintadas rebeldes el toque social en su reivindicación y la crítica al Gobierno por "una política y esquema económico a contrapelo del sentir y necesidades del pueblo.
Aunque la crisis se haya resuelto de forma contundente, la herida abierta en el Ejército argentino permanece abierta. El analista político Rosendo Fraga, experto en temas militares, constataba ayer en el periódico Ámbito Financiero el hecho importante de "la drástica reducción de soldados, que ha dejado al suboficial sin mando efectivo", lo que desdibuja su papel tradicional. Con sólo 16.000 reclutas -por falta de recursos económicos para mantenerlos- hay un suboficial por cada 1,5 soldados y a cada oficial le corresponden 2,6.
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