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El PSOE juzga aberrante y antidemocrático el documento del episcopado sobre la moral

Txiki Benegas, secretario de organización del PSOE, y Eduardo Martín Toval, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, coincidieron ayer en calificar de antidemocrático el documento hecho público anteayer por la Conferencia Episcopal sobre la situación moral en España. Martín Toval lo tachó además de "aberrante", mientras la ministra portavoz del Gobierno, Rosa Conde, lo consideró "duro e injusto". El portavoz del Grupo Popular, Rodrigo Rato, discrepó del diagnóstico del episcopado al afirmar que no creía que los votos hayan desplazado los valores éticos.

El tono crítico hacia el primer documento desde que el cardenal Ángel Suquía llegara a la presidencia del episcopado, en 1987, varió entre la derecha y la izquierda. Y dentro de la izquierda, el propio Gobierno fue moderado en su diagnóstico. La ministra portavoz del Gobierno declaró que el Ejecutivo no enjuiciará , por el momento el documento de la Conferencia Episcopal. "El escrito es tan duro y tan injusto que, como portavoz del Gobierno, y después de haber realizado un primera lectura, prefiero esperar a tener el ánimo más sosegado para comentar la valoración que nos merece", dijo la ministra, informa Luz Sánchez Mellado.La portavoz del Gobierno rechazó que las relaciones entre el Ejecutivo y la Iglesia vivan en estos días su peor momento. "Todas las relaciones tienen altibajos, pero las nuestras con la Iglesia católica han sido siempre correctas; el Gobierno ha respetado siempre al máximo las decisiones de la Iglesia y el papel que juega en nuestra sociedad", dijo Conde, quien añadió que "es cierto que la Iglesia parece modificar esta corrección en su relaciones con el Gobierno ante hechos coyunturales concretos como puedan ser cambios de legislación en materia educativa, las vísperas de la declaración de la renta o, como ahora, cuando está en marcha una campaña que no les agrada [la del uso del condón] ", concluyó la portavoz.

Sin embargo, mientras el Ejecutivo se mostraba más bien moderado, diversos dirigentes del PSOE hacían juicios más duros. Martín Toval afirmó al respecto: "Como representante de lo ciudadanos que democráticamente me han instalado en el Congreso, creo que el documento es antidemocrático por poner en contradicción valores éticos con la democracia". En la misma línea se expresó Benegas, quien agregó: "no podemos, admitir que la Iglesia se erija en el tribunal de la vida pública, sobre todo teniendo en cuenta que la limpieza con la que actualmente se desarrolla esa vida pública es la mayor que nunca ha existido, en relación con otros regímenes corruptos que la jerarquía eclesiástica ha admitido, en connivencia o en silencio".

Ese silencio también fue censurado por el portavoz de Izquierda Unida, Nicolás Sartorius, quien agregó: "Es evidente que hay corrupción y abuso de poder en determinadas actuaciones del Gobierno, aunque había mucho más en el anterior regimen y los obispos no sacaban este tipo de documentos". Sartorius añadió que el documento no le había gustado, por su mensaje de fondo.

Menos crítico con el documento fue Antonio Fernández Teixidó, portavoz nacional del CDS, quien dijo que leyendo este documento uno se "siente tentado de decir que con la Conferencia Episcopal hemos topado". El tono empleado por los obispos es "catastrofista e inadecuado", según Fernández Teixidó. Tanto CDS como IU, a través de portavoces, aseguraron compartir algunos elementos del texto, mientras que el PSOE mantuvo una actitud de rechazo frontal.

La derecha, moderada

Otro tono fue el empleado por Convergència i Unió y el Partido Popular. Ambas formaciones coincidieron en expresar su respeto por el documento. El portavoz del Grupo Popular, Rodrigo Rato, declaró que su partido -que lucha por obtener reconocimiento democristiano europeo- no se siente aludido sobre el llamamiento de los obispos para una mayor presencia de líderes católicos en la política. "Nos damos por aludidos cada uno como católico", matizó Rato, quien después de señalar que el documento es riguroso e importante y que merece la meditación de todas las fuerzas políticas y de la sociedad, discrepó del diagnóstico del episcopado al afirmar que no creía que los votos hayan desplazado los criterios éticos valederos. El deterioro de los valores "no tiene nada que ver con el sistema de elección democrática", concluyó.

Domènec Sesmilo, responsable de organización de Unió Democrática de Catalunya, partido democristiano, socio de Convergéncia Democrática, calificó de conveniente el llamamiento en favor de los valores éticos, aunque agregó que en el tema del laicismo, los obispos deberían hablar sólo para los católicos. Sesmilo consideró "excesivo el hecho de cargar la responsabilidad del laicismo al Estado, como si los obispos no tuvieran nada que ver en la formación de la conciencia global de la sociedad".

Xavier Arzallus, presidente del PNV manifestó que la visión de la Iglesia oficial en determinados temas "no está siempre a la altura de los tiempos".

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