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ADIÓS A LA 'DAMA DE HIERRO'

Enamorada del poder

Mitterrand dijo de Thatcher que tiene "el ojo de Calígula y las piernas de Marilyn Monroe"

La propia Margaret Thatcher dudó en público, cuando ya tenía un buen sillón en la bancada conservadora del Parlamento británico, en la década de los sesenta, de la posibilidad de que una mujer pudiera ser elegida primera ministra de su país. Ahora que ha dimitido, los hombres dudan mucho de que puedan reemplazarla. Entre ambas ocasiones ha conseguido transformar la política británica, tanto a través de sus convicciones como de su fuerza de carácter.

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¿Qué hará a partir de ahora?

Parte de los cambios experimentados por la sociedad británica en los últimos 11 años ha sido el resultado de políticas específicas de Thatcher, algunas de ellas diseñadas por sus colaboradores. Pero una parte mayor debe atribuirse a su determinación personal de cambiar, no sólo de las prioridades de los políticos, sino también del alma nacional.Thacher, de 65 años, ha sido capaz de hipnotizar a los extranjeros, sobre todo a Ronald Reagan, pero eso sólo puede explicar una parte de su éxito. Hay que tener en cuenta, al menos, otros dos factores: su capacidad para sacar partido de la suerte y su habilidad -hasta hace unos años, cuando se fue alejando cada vez más de la voluntad popular- para navegar con el viento político predominante.

La imposibilidad de dejar de reconocer su valía llevó a Edward Heath a colocarla en su gabinete en la sombra, antes de las elecciones de 1970. Al parecer, el entonces líder conservador dijo que William Whitelaw "está de acuerdo en que puede que sea capaz, pero dice que una vez que esté ahí será imposible deshacerse de ella".

La guerra de la leche

Como secretaria de Estado para la Educación entre 1970 y 1974, Thatcher estuvo muy lejos de revelarse como la feroz oponente del gasto público que luego habría de ser. Lo más significativo de aquellos años fue, sin embargo, la oleada de violentos ataques personales ocasionados por su decisión de eliminar la distribución en las escuelas de leche gratuita. Ahorró ocho millones de libras, pero se ganó titulares como estos: "La mujer más impopular del país" y "La ladrona de la leche". "El hierro entró en mi alma", dijo más tarde, antes de ser conocida como la dama de hierro. A partir de entonces, supo que tendría que apretar los dientes para hacer frente al odio que despiertan las decisiones impopulares.

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Su filosofía no había de cristalizar hasta después de la doble derrota electoral de Heath, en 1974. Para entonces, muchas de las nociones del thacherismo estaban diseñadas. Su elección como líder conservadora en 1975 fue más que una revuelta interna de parlamentarios descontentos con su jefe. Se trató de un voto enfático para la receta de nueva derecha y de ruptura con el pasasdo tory que también preconizaba Keith Joseph. Bárbara Castle escribió en su diario, al observar a Thatcher tras su victoria: "Nunca ha estado más atractiva. Está enamorada del poder, del éxito, de si misma". Aún tardaría cuatro años hasta convertirse en primera ministra y, poco antes de lograrlo, ya había dejado claro en público que no podía soportar las discusiones.

La guerra de las Malvinas, en 1982, hizo aún más a Thatcher y confirmó las características que marcan su personalidad política. En la superfice, para consumo público, muestra una firme determinacion. Por debajo, sin embargo, queda una intensa ansiedad y, a veces, un auténtico y femenino malestar (cuando fue informada del hundimiento del Sheffield, por ejemplo).

Prefiere trabajar con pequeños grupos de hacedores y tiene propensión a no aceptar verdades desagradables, porque no puede permitirse el lujo de apartarse de lo fundamental pensando en errores pasados. ¿Era realmente necesario hundir el Belgrano [acorazado argentino destruido durante el conflicto con Argentina] con el alto precio de tantas vidas?

Todos los que han trabajado de cerca con Thatcher reconocen que muestra una simpática percepción hacia los problemas personales de sus colaboradores. Siempre sabe cuantos niños están enfermos, quien ha sufrido la pérdida de un ser querido. Y se toma tiempo para ofrecer consuelo. Cree en ofrecer un brazo de amigo y en dar un buen consejo para levantarse y seguir adelante.

Atractivo personal

Esta misma actitud la aplica, con más vigor incluso, a su gestión de Gobierno. No mires hacia atrás, hazlo hacia delante. Ése es su lema. Su resistencia para trabajar sin descanso, a costa de renunciar a sus horas de sueño, ha contribuido a su etiqueta de supermujer. Pero lo que se cuenta es cierto: realmente es capaz de trabajar hasta las tres de la madrugada y de levantarse a las seis tan fresca, dispuesta para volver a empezar.

Thatcher es una mujer de considerable atractivo, en parte derivado del aura que da el poder, François Mitterrand dijo en cierta ocasión: "Tiene el ojo de Calígula y las piernas de Marlyn Monroe". Pero se produce un fenómeno mucho mas simple. Su actitud, cuando está relajada, es a veces casi de coquetería incitante. Sin comprometer por ello su honor, puede recrearse tanto en su capacidad de atraer que pocos hombres pueden evitar responder a la llamada".

Le falta ingenio. Los redactores de sus discursos tienen que explicarle a veces los chistes, pero es, capaz de llegar a reírse de si misma. En una ocasión, tras dirigir una alocución a los soldados que combatieron en las Malvinas, cuyas mujeres esperaban en la ante sala, les dijo: "Señores, vamos a reunirnos con las señoras".

Copyright EL PAÍS / The Independent.

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