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El teniente coronel Masa, separado de la Guardia Civil por el "caso Linaza"

La Audiencia de Bilbao condenó ayer a Rafael Masa, teniente coronel de la Guardia Civil, y a otros ocho miembros del instituto armado a penas de inhabilitación de seis años y un día por un delito de torturas. La sentencia lleva aparejada la expulsión del cuerpo una vez que se convierta en firme. El fallo judicial condena al comandante José Martín Llevot adicionalmente a penas de seis años y un día de prisión y el mismo periodo de inhabilitación por sendos delitos de falsedad en documento oficial y denegación de auxilio a la justicia.

El tribunal condena también al sargento Alfredo Rosa y al guardia Lucio de Sosa -a quienes atribuye las torturas- a siete meses de arresto mayor y multa de 100.000 pesetas. También deben abonar a la víctima, Tomás Linaza, una indemnización de 1,5 millones de pesetas. Además considera probado que los restantes condenados tuvieron conocimiento de la situación del detenido, unos por razón de su responsabilidad en el mando y otros porque necesariamente vieron a Linaza cuando está probado que ya presentaba rastros visibles de heridas.Con esta sentencia, el tribunal ha dado un giro radical al tratamiento de la tortura al condenar por prevaricación a siete miembros del instituto armado, culpables por haber incumplido su obligación de perseguir a los autores directos de los malos tratos al detenido.

En términos prácticos equivale a imponer desde el tribunal el criterio de que cualquier miembro de un cuerpo policial conocedor de malos tratos o torturas que no actúe para detener al autor o denunciarle a la autoridad jerárquica o judicial no puede continuar como funcionario público.

Los hechos que condena la sentencia del tribunal se remontan al 14 de mayo de 1981. Tomás Linaza, de 66 años en la actualidad, padre de un exiliado de la organización terrorista ETA, fue detenido en la localidad vizcaína de Lemoa tras el asesinato de dos guardias civiles. Linaza fue golpeado durante los interrogatorios con puñetazos y patadas y con una porra de goma. Al día siguiente, después del funeral de los guardias asesinados, tres compañeros uniformados, a los que no se ha logrado identificar, le propinaron una brutal paliza en el calabozo.

El tribunal, presidido por Javier Oraa e integrado por Javier Rodríguez Galarza y José María Lindón, que actuó como ponente, se refiere en la sentencia, de 40 folios, a la instrucción "compleja, prolija, larga y difícil" del caso, que se inició hace más de nueve años.

Los jueces denuncian también "Ias innumerables dificultades" para conseguir datos fundamentales, la continua aparición y desaparición de nombres en los listados suministrados al juzgado por la Guardia Civil y la denegación de información.

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