Un servicio del futuro
El servicio Ibertex habría formado parte de la fantasía científica si se hubiera mostrado en una película rodada hace apenas una veintena de años. Este sistema permite hacer las compras desde casa, y el ordenador actúa como el sustituto del pescadero, el carnicero o el agente de seguros.
La Compañía Telefónica instauró el servicio Ibertex en España en 1985, y rápidamente comenzaron a utilizarlo fuertes empresas. Los bancos, los grandes almacenes -que fueron los pioneros-, incluso salas de espectáculos, facilitan así las operaciones de sus clientes. Cada una de ellas utiliza la red de Telefónica como medio, pero dispone después de sus propios códigos informáticos y su relación específica con los compradores.
Muchos de los usuarios particulares de esta modalidad de compra supieron de ella al adquirir su ordenador personal.
En varios puntos de venta de grandes almacenes que venden computadoras domésticas se informa de estas posibilidades, y son muchos los que acceden a usar el servicio, que es gratuito para encargar los artículos de esa red comercial. Sólo precisarán hacer pedidos que superen las 10.000 pesetas en total, y pagar a Telefónica por el uso de la línea que se conecta al ordenador y por las llamadas correspondientes.
Rapidez vertiginosa
Cerca de 12.000 clientes de grandes almacenes utilizan alguna vez este sistema a lo largo de un año (muchas veces sólo para Información de precios), y 2.000 de ellos lo emplean regularmente para sus compras. Las previsiones oficiales indican que el parque de ordenadores con esta posibilidad llegará a final de año a 250.000, dada la rapidez vertiginosa de su venta.
Los promotores del sistema de telecompra en grandes almacenes están convencidos de que el Ibertex será un electrodoméstico más en el futuro, una vez solventados los problemas de su adaptación en un país que todavía no está familiarizado con la informática. Estos expertos señalan asimismo las inmensas posibilidades que ofrece llevar a los domicilios desde un videojuego -enviado por el ordenador central- hasta un curso de inglés o de educación especial.
Los expertos consultados siguen confiando en las posibilidades de Ibertex, pese a los sustos que produce toda innovación tecnológica.
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