"¡Me ha partido!"
Era a finales de julio, en la plaza Francesa de Beziers. "El toro embestía muy fuerte, quizá no le saqué suficientemente los brazos y se me vino encima pegándome el volteretón", recucida Julio Robles. Cayó de cabeza. "Acudió a recogerme Joselito", añade, "quise apoyar las manos en el suelo para incorporarme y ni las sentía". Victoriano Valencia completa el relato del percance: "Entonces dijiste: ¡Me ha partido!".Le llevaron en helicóptero a Montpelier y dos horas después de la cogida ya le estaban operando. Hace un par de semanas le trasladaron al centro Peyrefite de Cerbere. Estaba entubado y se comunicaba por señas. Hace unos 10 días le quitaron una sonda y pudo hablar. Ahora lo hace con fluidez, aunque tiene un tubo en la tráquea que le aflora por el cuello.
Se comenta que poco antes de la cogida de Beziers sufrió otra igual, en Almería. Le hicieron una radiografia para conocer las consecuencias del brutal golpe y apareció una luxación. "Para mí que esa luxación correspondía a otra voltereta parecida que sufrí anteriormente en la plaza colombiana de Cali", dice Robles.
Comenta Valencia: "Es impresionante. Julio ha sufrido en la última temporada cinco cogidas prácticamente iguales, sin sufrir ni un rasguño pero cayendo aparatosamente de cabeza. La pena es que sólo tuviera suerte en cuatro de ellas".
"Se ve que a la quinta había de ser la vencida", apostilla Robles sonriendo. "Y como ya ha sucedido, la cuestión está en trabajar para hacer de nuevo vida normal; por supuesto, ir de caza, que es mi afición favorita, y torear. Aunque la inactividad me preocupa, pues mientras mis compañeros siguen en activo yo perderé el sitio con los toros, quién sabe si también el cartel ganado, y recuperar todo esto es muy difícil".
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