Una tarta con 215 velas
Más de 50.000 'marines' celebraron su aniversario en el desierto y en las aguas del golfo Pérsico
JAVIER AYUSO ENVIADO ESPECIAL, Los más de: 50.000 marines desplegados en la zona del golfo Pérsico celebraron el pasado sábado el 2152 aniversario del cuerpo. Los días anteriores, los panaderos y pasteleros del campamento número 15, junto al puerto de Jubayl, no daban abasto para terminar las miles de tartas preparadas para el evento. Desde la noche del viernes hasta la madrugada del domingo se repitieron las fiestas de cumpleaños en campamentos y barcos, repletas todas ellas de discursos belicosos en los que se recordaba a los miembros del "mejor cuerpo del Ejército de EE UU".
Tan señalada ocasión fue aprovechada por los generales para elevar la moral de la tropa. Los campamentos están perfectamente camuflados en el desierto. Hasta que no se acerca uno a menos de 500 metros, no se pueden ver los tanques, vehículos ligeros y tiendas de campaña del 3rd Battalion of Light Artillery and Infantry (Tercer Batallón de Artillería Ligera e Infantería) de los marines, desplegado amenos de 100 kilómetros de la frontera saudí, todos ellos cubiertos por redes y pedazos de tela color beis. Muy cerca del mar Arábigo, este batallón espera desde mediados de agosto para entrar en combate; llevan más de 10 semanas de duro adiestramiento, pero esta jornada es festiva. Hoy celebran el 215º aniversario de la fundación de este cuerpo, auténtica estrella del Ejército norteamericano.Para llegar hasta el campamento hacen falta más de dos horas de trayecto en autobús por la magnífica autopista que une Dahran con Kuwait, y otra media hora por pequeñas carreteras en medio del desierto.
Son más de las doce del mediodía, dos pelotones del Tercer Batallón esperan en formación la llegada del general Thomas Draude, segundo comandante de la división de marines destinada a la zona. Media hora después aparecen por el horizonte tres helicópteros, que pronto aterrizan junto al campamento en medio de una gran polvareda. Del primero baja el general y sus ayudantes, mientras que los otros dos transportan la música para la fiesta: una banda compuesta por marines norteamericanos y soldados británicos del Batallón de la Royál Guard (las ratas del desierto), que se han querido sumar a la celebración.
Pronto empiezan los himnos y las canciones bajo el sol de la península Arábiga, que, aunque ya no haga sufrir a la tropa como en el mes de agosto, causa más de un desmayo entre los soldados. El comandante del batallón inicia el acto con la lectura de varios mensajes del mando de la operación Escudo del Desierto. "Estoy seguro de que cualquier enemigo que se oponga a vosotros será derrotado", dice la carta del general Norman Schwarzkopf, comandante en jefe de la operación.
Todos recuerdan los 215 años de historia de este cuerpo, creado el 10 de noviembre de 17-75 (meses antes de la independencia americana) en Tun Taverri (Filadelfia). Y las palabras, del general Boomer terminan de enardecer a los marines. "Nuestro país y vuestra libertad depende de vosotros". "Somos los enviados de los marines para frenar a Sadam Husein; la primera línea de nuestro Ejército. Nos esperan días duros y tenemos que estar preparados para lo que venga. Sé que lo haremos bien. Éste será el más recordado aniversario en la historia de los marines", concluye el general, no sin antes decir que está muy orgulloso de todos ellos y gritar: "God bless you" ("Dios os bendiga").
Feliz cumpleaños
Después de los discursos y de más himnos comienza el banquete. Una enorme tarta que ha presidido toda la ceremonia y que ha sido troceada por el propio general con la ayuda del más joven y el más viejo de los soldados del batallón. En ella se pueden leer, con grandes letras rojas sobre el blanco de la nata, las palabras "happy birthday" ("feliz cumpleaños"), rodeadas de los nombres de todas las guerras en las que han combatido: Vietnam, Corea y la II Guerra Mundial.
[El cumpleaños, sin embargo, estuvo empañado por el anuncio, en Washington, de la muerte de un marine por un tiro en la cabeza que le disparó un compañero, informa Efe.]
Los soldados parecen contentos, aunque casi todos dicen que tienen ganas de volver a casa. "Llevamos mucho tiempo aquí", comenta el sargento mayor Rubén Cortés, un mexicano de Corpus Christi, de 42 años, casado con una española de Sanlúcar de Barrameda (Cádíz), que le espera en California con sus dos hijos. El sargento Cortés piensa que la guerra es inevitable y "cuando empiecen a volar las balas estaremos preparados. Todo el mundo tiene miedo, pero cuando empiece el combate no habrá más remedio que olvidarse de él".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.