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Kohl da un espaldarazo a Mazowiecki

El canciller alemán, Helmut Kohl, dio ayer un importante espaldarazo electoral a su homólogo polaco, el primer ministro Tadeusz Mazowiecki, al acceder a firmar el tratado bilateral que fija definitivamente la frontera entre la Alemania unificada y Polonia en la línea formada por los ríos Oder y Neisse durante la presente legislatura; esto es, antes de finales de este mes. Según Kohl, este documento, junto con el tratado de amistad y cooperación, será ratificado antes de finales del próximo mes de febrero por el Bundestag surgido de las elecciones.

La cumbre germano-polaca, celebrada ayer en la localidad fronteriza alemana de Francfort del Oder, fue organizada por Bonn con todo lujo de detalles, lo que a nivel oficial le confirió la máxima categoría, aunque esto no se reflejara en la calle, donde la expectación por ver a ambos mandatarios fue mínima. Sin embargo, al otro lado de la frontera ambos mandatarios fueron recibidos en el pueblo polaco de Slubice por miles de personas. Mazowieck¡, en contra de las previsiones que mantenían círculos gubernamentales de Bonn en los días precedentes, consiguió arrancar al Gobierno alemán la firma del tratado fronterizo que resuelve una larga querella.Kohl, consciente de que casi nada puede evitar su victoria en las elecciones del 2 de diciembre, asestó así el golpe definitivo a la poderosa Asociación de Desplazados (BdV), la organización que agrupa a los alemanes expulsados de Silesia, Pomerania y Prusia Oriental después de la II Guerra Mundial, que cuenta con buen número de diputados tanto en la Unión Cristiana Democrática (CDU) como en la Unión Social Cristiana (CSU, y que ha mantenido durante estos 40 años el sueño de recuperar las tierras ocupadas por Polonia al ser este país desplazado en el mapa en beneficio de la Unión Soviética.

Un tratado derinifivo

El tratado de amistad y cooperación, en el que se van a incluir las demás querellas pendientes, tales como los derechos de la minoría alemana en los antiguos territorios de Sílesia y Pomerania o las reclamaciones de Varsovia sobre las indemnizaciones por los desmanes causados por el régimen nazi, va a tener, según explicó Kohl, una forma similar al tratado de cooperación y amistad entre Alemania y la Unión Soviética que se firmará hoy en Bonn.

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El propio Kohl, que indicó que este segundo documento sería firmado antes de finales de enero, se encargó de insistir explícitamente en el paralelismo, y aseguró que probablemente ambos documentos -el polaco y el soviético- sean ratificados por el Bundestag antes de finales de febrero.

En la conferencia de prensa, el canciller refirió al segundo tratado -el de amistad y cooperación- la cuestión de las reparaciones de guerra, que se solucionarían así de una manera global, dando a entender que suscribía la tesis expresada en Bonn recientemente por un alto miembro de su círculo personal, que explicó que Alemania estaba dispuesta a asumir el papel de "abogado de sus vecinos del Este, enfrentados a enormes problemas económicos". Polonia renunciaría a presentar sus reclamaciones a cambio de una ayuda alemana aún por fijar.

Kohl, sin embargo, se mostró inflexible en un tema más doméstico y muy significativo con vistas al futuro de Europa, que ha estado envenenando las relaciones entre ambos países en los últimos tiempos. Desde el pasado 3 de octubre, fecha de la unificación alemana, los polacos necesitan un visado para poder entrar en Alemania. Durante los primeros días, la exigencia se aplicó también a los alemanes que iban a Polonia, hasta que las localidades fronterizas polacas pusieron el grito en el cielo al ver que perdían su mejor negocio, por lo que Varsovia se vio forzada a levantar la exigencia de visado a los alemanes, creándose así una situación claramente discriminatoria. Ayer, Kohl fue conciso al hablar de ello: "Éste es un asunto que no podemos decidir por nosotros solos; tenemos que consultarlo con nuestros socios comunitarios", refiriéndose a la apertura de fronteras entre Alemania, Benelux y Francia.

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