El PSOE eliminará la afiliación obligatoria a UGT, que en la práctica no se cumple
El 32º Congreso del partido socialista va a eliminar de los estatutos la obligatoriedad de que sus afiliados militen también en la UGT, un requisito que en la práctica no se cumple. En estos momentos, más del 50% de los 262.000 militantes del PSOE no tienen el carné ugetista, y buena parte de los que sí lo tienen no están al corriente en el pago de la cuota, entre ellos varios ministros.
Las relaciones PSOE-UGT no será, con toda seguridad, el debate estrella del congreso socialista y ahora, tras tres años de peleas y una huelga general, el partido en el poder se limitará a formalizar unas relaciones normalizadas entre dos organizaciones independientes y soberanas.Escasas líneas de la ponencia marco y de las enmiendas que se han presentado al Congreso del PSOE que hoy se inicia están dedicadas a las relaciones del partido socialista con la UGT. Apenas unos párrafos que hacen referencia a eliminar la militancia obligatoria al sindicato socialista. En las propuestas de las federaciones de Orense, Badajoz, Granada y Toledo, y con pequeños matices, se recomienda a quienes quieran trabajar en el ámbito sindical que se afilien a UGT. Es la opción aprobada ya por los socialistas catalanes y que previsiblemente contará también con el respaldo del congreso federal, en contraposición a la propuesta del andaluz Ramón Vargas Machuca, que propugna dejar plena libertad, y la que partió de Vizcaya y de su secretario general, Nicolás Redondo Terreros, partidarios de dejar las cosas como están.
Se abre así una puerta para compatibilizar la afiliación en el partido socialista y en diversos sindicatos, aunque no es ninguna novedad que miembros del PSOE formen parte de una central obrera diferente a UGT. Importantes socios de la Fundación Europa, que ingresaron hace unos días en el partido socialista encabezados por Enrique Curiel, siguen perteneciendo a Comisiones Obreras y entre ellos Alberto Torres, asesor del ministro Joaquín Almunia y ex dirigente de CC OO, que piensa mantener su carné de ese sindicato. La reforma del artículo 10 de los estatutos socialistas puede facilitar también la entrada en la denominada casa común de la izquierda" de los carrillistas.
El Congreso socialista se limitará, por tanto, a reflejar formalmente lo que viene siendo una práctica habitual. Están lejanos los tiempos en que el 100% de los militantes socialistas lo eran también de UGT. Desde ante de 1982, cuando empieza a haber espectativas claras del triunfo del PSOE en las urnas, y se pro duce una afiliación masiva en este partido, se abandona esa práctica. La razón que dan en Ferraz [sede central del partido socialista] es que una parte importante de esos nuevos militantes son profesionales liberales, amas de casa y otras personas que no militan en ningún sindicato.
Será, según todas las fuentes consultadas, un debate al que se le dedique poco tiempo y pocas energías y que no preocupa en absoluto a la dirección de UGT, porque creen que no va a perjudicar a su propia afiliación. La ejecutiva del sindicato tan sólo ha abordado el Congreso del PSOE para decidir qué dirigentes van a asistir y han resuelto que acudirán a la clausura su secretario general, Nicolás Redondo Urbieta, acompañado de Inés Ayala y Sebastián Reyna, nuevos en las tareas de dirección de la central y que no han tenido problemas con su partido.
Las resoluciones que apruebe el congreso tampoco han merecido mayor atención en la dirección del sindicato. En UGT todavía se recuerda como mientras el HP Congreso del PSOE aprobaba una política económica progresista, "cuatro calles más abajo el ministro Miguel Boyer hablaba de ajuste puro y duro".
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