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La Conferencia del Clima termina sin compromisos políticos paila reducir las emisiones de CO2

La declaración política firmada por las delegaciones ministeriales de los 128 países asistentes a la II Conferencia Mundial sobre el Clima, que concluyó ayer en Ginebra, recoge la necesidad de adoptar medidas globales para frenar las consecuencias del cambio climático, pero exime a los Gobiernos de compromisos concretos para reducir las emisiones de los principales gases que contribuyen al efecto invernadero, como es el caso del dióxido de carbono (CO2).

El ministro español de Obras Públicas, Javier Sáenz Cosculluela, dijo ayer que el documento final de la II Conferencia Mundial sobre el Clima "es una declaración política asumida por unanimidad, que incluye criterios equitativos y que impulsa a la consecución de un compromiso para frenar el deterioro del medio ambiente".El ministro añadió que "no existe una relación directa e inevitable entre la aplicación de medidas para frenar el impacto de los cambios climáticos y el uso de energía nuclear, ya que para lograr los objetivos definidos por los científicos no debe necesariamente emplearse esa clase de energía".

La declaración ministerial consta de 30 puntos y no tiene carácter vinculante, pero supone la base de negociación para la futura firma de un convenio sobre el clima por parte de los diferentes Gobiernos del mundo en la Conferencia sobre el Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas que se celebrará en Brasil en junio de 1992.

Países desarrollados

El documento elaborado por los políticos reconoce, a pesar de las incertidumbres científicas que aún existen, que el cambio climático se "debe ante todo a la continua acumulación de gases de invernadero resultantes de numerosas actividades humanas producidas desde la revolución industrial, en particular de los países desarrollados".La declaración continúa afirmando que "las pautas del consumo por habitante en ciertas partes del mundo, unido al crecimiento demográfico mundial previsto, son factores que contribuirán al aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero", como son el CO2, los clorofluorocarbonos (CFC), los óxidos de nitrógenos y el metano. Los ministros añaden que el cambio climático pone en peligro "la superviviencia de los Estados isleños, de tierras bajas, zonas costeras áridas y semiáridas", lo que aporta motivos suficientes para "la adopción de estrategias de respuesta que respeten los diferentes contextos socioeconómicos y tener "un carácter gradual y flexible".

Entre las medidas de respuesta figuran la "supresión paulatina de la producción y utilización de CFC, las mejoras de la eficiencia y conservación en el abastecimiento y utilización de la energía, planes de reforestación, planificación adecuada de la tierra, revisión de las prácticas de agricultura intensiva y utilización de fuentes de energía más limpias con emisiones de gases de efecto invernadero más bajas o nulas, prestando especial atención a las fuentes de energía nuevas y renovables".

Preguntado sobre la postura siempre reticente de EE UU a la adopción de un compromiso, John Knauss, jefe de la delegación norteamericana, declaró que "ni éste era el momento ni los miembros de la delegación las personas adecuadas para adoptar un compromiso político de tal magnitud. Siempre hemos estado abiertos a todo tipo de propuestas, pero nos hemos opuesto a una reducción o estabilización de emisiones fijando porcentajes de los que no podemos garantizar su cumplimiento".

Descontentos

Para la delegación ministerial suiza la falta de compromiso en la declaración final es lo que ha llevado a declarar a su portavoz, Bruno Bohelen, que su país "considera la declaración netamente insuficiente y su texto no se corresponde al objetivo indispensable de estabilizar y reducir las emisiones de dióxido de carbono en los países industrializados".Igualmente descontento se mostró Mostafá Tolba, director del programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y uno de los auspiciadores del Grupo Intercontinental de Expertos sobre los Cambios climáticos (IPCC). "Estoy desilusionado por la falta de compromiso de los gobiernos. Espero que en 1992 podamos tener un convenio marco con protocolos adicionales de obligado cumplimiento porque lo cierto es que la declaración no ata las manos a ningún Gobierno".

Para hacer cumplir los compromisos que en su momento pacten los Gobiernos será necesaria la creación de una red de centros capaces de detectar las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente de dióxido de carbono. Según Flavio Cotti, presidente de la Confederación Suiza y de la conferencia clausurada, en un futuro tratado vinculante "se ha de contar con mecanismos de control de emisiones y de sanción en el supuesto de que éstas no se cumplan".

Horas antes de conocerse el contenido definitivo del documento, los alrededores del Centro Internacional de Conferencias se llenaron de banderas de la organización ecologista, Greenpeace que, enarbolando las imágenes de Bush, Margaret Thatcher y el rey Fahd de Arabia, con la leyenda "criminales del clima", mostraban su protesta por una declaración, según ellos, exenta de compromisos.

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