Una anciana muere por falta de asistencia, según sus cuidadores
Máxima García Adam, de 83 años, falleció el lunes en la residencia de ancianos de Villaviciosa de Odón por parada cardiorrespiratoria, según el parte médico. Sin embargo, según los trabajadores, su muerte se ha producido como consecuencia de la falta de asistencia provocada por la Carencia de empleados, ya que, según explicaron, los fines de semana dos personas atienden módulos de 50 internos. Un grupo de trabajadores del centro ha denunciado que el pasado 22 de octubre Máxima García era trasladada al hospital Gregorio Marañón debido a la infección de una escara con larvas de gusano en una herida del pie. Según el director del centro e Integración Social de la Comunidad de Madrid, estos hechos no tienen que ver con la muerte.
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La muerte de la anciana se produce un año después de que se diera otro caso de negligencia en el centro
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Además de la muerte de esta anciana, se da la circunstancia de que hace un año, en el mismo asilo, el anciano Sebastián López, de 82 años, fue encontrado muerto en su habitación cuatro días después de que se produjera su fallecimiento.
Como consecuencia de estos hechos fue destituido el director José Luis Cruz y expedientados cinco trabajadores por haber falseado el libro de registro del centro. Esta residencia tiene una capacidad total para 3 15 camas, de las que 311 están ocupadas. En cuanto a la asistencia, cuenta con 163 trabajadores, según los datos facilitados por el director Fernando Amado, director asimismo en funciones de la residencia de ancianos que tiene la Comunidad en Aranjuez.
Según el parte facilitado por la Comunidad de Madrid, Máxima García ingresó en la residencia el 27 de febrero de 1988, y tenía dificultades de audición y visión e hipertensión arterial.
El 19 de junio del presente año sufrió una caída que le ocasionó la rotura del fémur. En el hospital Gregorio Marañón fue intervenida quirúrgicamente el día 21 de julio, y el 27 del mismo mes se le da de alta con un parte en el que se indica que la enferma padece una úlcera de decúbito en la región sacra, recomendando una cura diaria desde su reingreso posterior en la residencia.
El pasado 22 de octubre fue de nuevo trasladada al hospital Gregorio Marañón, dada la mala evolución de la úlcera al presentar infección, efectivamente con larvas de gusano, dándole de alta el mismo día.
La Comunidad de Madrid, de la que depende este centro, ha abierto una investigación para esclarecer los hechos, en los que, según opina, no ha habido negligencia, aunque sí reconoce que puede haber una deficiencia en cuanto al número de los mismos.
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