Miedo al futuro, amor al dinero
., Como ha hecho en otras ocasiones ante masivos movirnientos de protesta social, el presidente Mitterrand acaba de tomar discretamente el partido de la calle frente a su Gobierno. Mitterrand ha exhortado publicamente a Rocard y Jospin a "escuchar la voz de los jóvenes". "Una sociedad que no escucha a la juventu prepara ma su porvenir", ha dicho el presidente francés.Como dijo Jospin desde el primer día, los jóvenes de 16 años tienen hoy "una actitud distinta ante la autoridad", que los de 1968. Los bachilleres empezaron pidiendo más vigilantes y, si era menester, hasta presencia policial en los institutos. Para los bachille-, res, los profesores son "gente eitupenda" que "trabaja un montón por una porquería de salario."
La generalización del movimiento ha ido acompañada de la denuncia de la falta de profesores, el hacinamiento en las aulas y el deficiente estado de las instalaciones. Y también de la expresión confusa de un miedo al futuro. Miedo a no encontrar buenos empleos y, en consecuencia, no ganar suficente dinero, dada la devaluación de los títulos expedidos por los masificados institutos públicos franceses.
El movimiento está dirigido por dos coordinadoras, una vinculada a "SOS Racismo" y otra al Partido Comunista y grupúsculos de extreina izquierda. Cada una intenta arrimar el agua a su molino, pero la única consigna que moviliza las masas es "Dinero para la educación".
La oposición conservadora es feliz con un movimiento que parece dar razón a sus tesis. "El problema de fondo", según el diputado centrista Charles Millon, "es la incapacidad del sistema educativo francés para preparar a la juventud al porvenir competitivo que les espera.
El Gobierno socialista, desconcertado por un fenómeno que no acierta a comprender y temeroso de que sea reabierto el debate sobre la "privatización" de la enseñanza, intenta movilizar a su alrededor a los defensores de "la escuela republicana".
