377 accidentes laborales diarios en la región durante los últimos nueve meses

Cada hora del día, en los nueve meses que van desde enero hasta el pasado septiembre, se produjeron una media de 15 accidentes laborales o, lo que es lo mismo, 337 diarios, sin incluir en ningún caso los días de vacaciones. Esa es una de las conclusiones que se desprenden de un informe elaborado por la sección regional de CC OO. En el sector de la construcción, las cifras adquieren tintes más graves aún: hasta el mes pasado murieron 40 trabajadores en ese campo. Si se comparan con los 17 que habían fallecido en parecidas circunstancias durante las mismas fechas de 1989, el incremento es del 135%.

El progreso en materia laboral no ha llegado al mismo tiempo a todos los trabajadores. Mientras en algunos comités de empresas se escuchan cada vez más las voces de los ejecutivos de cuello blanco solicitando salas de relax donde poder alejar cada dos horas la vista de las pantallas de ordenador, en muchas empresas todavía se lucha por implantar las mínimas medidas de seguridad.En numerosas compañías, la palabra casco adquiere una propiedad casi mágica cuando se habla de seguridad. "Los inspectores de trabajo llegan a las obras, y los encargados se apresuran a colocarle el casco a todo el mundo como si les salvara de todos los males". Sin embargo, a juicio de CC OO, se olvidan casi siempre factores tan importantes como entablar las paredes de las zanjas o poner redes bajo algunas estructuras.

Minuciosidad

Muchos factores importantes y otros que no lo son tanto son los que han provocado los 70.613 accidentes que se produjeron en Madrid durante los últimos nueve meses. De ellos, 69.047 fueron leves, 1.361 graves y 205 mortales. Cada dato del informe de CC OO está minuciosamente contrastado y examinado por la Dirección Provincial de Trabajo, según afirma Doroteo Peinado, responsable de seguridad laboral de CC OO. La tendencia de los últimos años en este sector induce a pensar que el número de muertos en obras no se frenará al menos a corto plazo.Peinado no se atreve a aventurar el número de accidentes mortales que se producirán hasta el 31 de diciembre, aunque asegura que las cifras actuales ya hablan por sí mismas: 205 muertos en lo que va de año, frente a los 173 que se produjeron en el mismo periodo del año pasado. El sector más castigado, de momento, en la lista de siniestralidad es el de la construcción, con su traumático 135%.

No obstante, la oveja negra de la siniestralidad recae sobre el sector servicios, según afirma Peinado. En el cajón de sastre de los servicios se registraron un total de 26 accidentes mortales en el último trimestre, frente a los ocho de la construcción.

La siniestralidad se extiende cada vez más a otros empleos que no se enmarcan en la construcción. El pasado mes murió un jardinero, y hace dos meses se contabilizaron dos muertes en el sector agrícola. Los dos casos, según Peinado, puede servir como modelo de los únicos accidentes achacables a los trabajadores: los que se producen por el exceso de confianza que dan los muchos años de experiencia o la inexistencia absoluta de la misma. El jardinero abrió a toda presión su mangera, cuya boca de hierro le golpeó en la cabeza. Los agricultores se aplastaron con sus tractores cuando se volcaron éstos al intentar subir una cuesta. Son sólo dos excepciones en el mundo de laboral, que confirman, según Doroteo, una regla constatable: la Ordenanza Laboral sobre Seguridad, que data de 1971, está desfasada. "Si en un porcentaje determinado la accidentabilidad puede ser provocada por la imprudencia del trabajador, la gran mayoría corresponde al empresario", asegura.

Peinado está convencido de que a los empresarios les cuesta mucho más dinero adecuar las medidas higiénicas y de seguridad que incrementar en dos puntos los convenios.